Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Programación
En los próximos meses, los secesionistas -sin ningún programa concreto: ni siquiera ellos saben lo que han de hacer- continuarán peleándose por la hegemonía.
No resulta difícil imaginar la programación que el nacionalismo catalán prepara para el curso escolar secesionista 2018-2019. ¿Qué nos espera? Sectarismo, agitación, desafío, provocación, oportunismo, movilización y amago de desobediencia. Y la «calle siempre será nuestra». Y el mandato democrático del 1-O (?) y la autodeterminación (?). Y tortazos entre JpCat y ERC. Y el inefable Foro Civil, Social y Constituyente que, si llega a mal puerto, no servirá para nada. Humo. Otro placebo para el pueblo independentista. ¿La Crida del Ilegítimo? Se verá. La acción parlamentaria -lo mismo puede decirse del control parlamentario- brillará por su ausencia.
¿El parlamento de Cataluña y la política nacionalista? Un campo de batalla al servicio del secesionismo y su afán por desprestigiar al Estado. La culpa, por supuesto, es de esa España que, según el conocido politólogo Carles Puigdemont, es algo así como Kazakhistán. Por lo demás, el secesionismo continuará empeñado en dinamitar la instrucción del juez Llarena con la intención de deslegitimar el sistema judicial español y la propia Justicia española. Espectáculo que se acentuará cuando lleguen los juicios contra los políticos presos. Será entonces cuando la protesta independentista alcance su cenit. Una auténtica Fiesta Mayor -más procesiones, más antorchas, más letanías, más épica de baratillo- secesionista que culminará cuando se haga pública la sentencia. Y vuelta a empezar con la cosa.
En los próximos meses, los secesionistas -sin ningún programa concreto: ni siquiera ellos saben lo que han de hacer- continuarán peleándose por la hegemonía. Un oportunismo y un todos contra todos que podría saldarse con un adelanto electoral autonómico. Y no hay que olvidar la lucha por la alcaldía de Barcelona -¿candidatura unitaria? ¿primarias sí o primarias no? ¿quién apadrina a los candidatos?- que se plantea como el termómetro del vigor secesionista y los partidos que lo impulsan. Nada nuevo bajo la ficción secesionista. Sigue la murga.