Premium

El engaño es una característica del “proceso”. Ahí está el engaño contable de unas manifestaciones millonarias que no lo son, o el recuento de una mayoría independentista que no existe, o el expolio fiscal que desaparece cuando se calcula el saldo con un mínimo de rigor, o una hoja de ruta que niega la anterior y así sucesivamente, o la frivolidad con la que se afirma que una Cataluña independiente se integraría por la vía rápida en la Unión Europea.

En cualquier caso, existe un engaño Premium que merece la pena destacarse. Premium: un servicio específico dirigido a aquellos consumidores especialmente obsesionados con la causa. Los inasequibles al desaliento, ya saben. Concreto. El engaño Premium afirma que Artur Mas, Irene Rigau, Joana Ortega o Francec Homs son investigados –eventualmente, encausados- por poner las urnas en la calle para que el ciudadano vote. Un claro ataque a la democracia, dicen escandalizados los inasequibles inducidos por la propaganda independentista. ¿Que se argumenta que no es eso? ¿Que se explica que van a declarar por haber desobedecido presuntamente una resolución del Tribunal Constitucional que prohibía semejante consulta? Da igual. Los inasequibles comulgan con la mercancía Premium que el nacionalismo pone a su alcance. Lo mismo ocurre con Carme Forcadell, presidenta del Parlament. Los escandalizados sostienen –indignados- que va a declarar por haber permitido el debate de las ideas. ¿Cómo es posible- concluyen- que eso ocurra en una democracia? No es eso. Carme Forcadell declara por haber ignorado una advertencia del Tribunal Constitucional que impedía votar –no debatir- una propuesta que conlleva efectos jurídicos ilegales. Da igual. El consumidor Premium compra el pack victimista y lo usa. Y está muy satisfecho de pertenecer al selecto grupo de quienes están en el secreto de la verdad de una España antidemocrática que niega el derecho a decidir de los catalanes. ¿Qué dirán cuando se den cuenta de la mercancía averiada que les ha endosado?