Ángel González Abad - Los martes, toros

El precio de ser torero catalán

Desde aquellos Peroy y Ventoldrá del siglo XIX, han sido muchos los catalanes que han vestido el traje de luces para competir con los mejores de cada época

Han sido muchos. Desde aquellos Peroy y Ventoldrá del siglo XIX, han sido muchos los catalanes que han vestido el traje de luces para competir con los mejores de cada época entre los matadores de toros. Inolvidable el ilustrado Mario Cabré, o Joaquin Bernadó, el más internacional, y José María Clavel, Luis Barceló o Enrique Patón. Y después otros como Manolo Amaya, Francisco Batalla, Manolo Martín, Ángel Lería, y los más cercanos Alfonso Casado, Enrique Guillén o Jesús Fernández.

En activo, Serafín Marín, torero de reconocidas cualidades, quien en todo el proceso que llevó a la prohibición de las corridas de toros sufrió como nadie y luchó en la arena y ante los toros por mucho más que su propia carrera profesional, por la libertad de poder torear en su tierra. El torero de Montcada, con una alternativa de agosto de 2002, ha vivido momentos de gloria, y no solo en su plaza Monumental. No regateó nunca esfuerzos ante los aficionados. Como aquella tarde del 26 de septiembre de 2010, cuando indultó a un bravo toro de Jandilla. Le brindó aquella faena a Albert Rivera, y Serafín no dudó en compartir su triunfo tanto con el líder de Ciudadanos como con el popular Rafael Luna, que fueron sacados de la plaza a hombros. Lástima que la generosidad del torero no tuviera la misma respuesta por parte de los políticos.

Serafín Marín llevó su defensa de la tauromaquia en Cataluña por todas las plazas. Y triunfó, y hasta los exigentes tendidos de Las Ventas se le entregaron... Ahora ya no puede torear en su plaza, e, incomprensiblemente, se le están cerrando muchas puertas. Este año no estará en San Isidro, un ciclo en el que dio muchas alegrías a los aficionados madrileños. Cualidades ha demostrado de sobra que tiene, pero ha sido olvidado por las empresas. El que tiene la moneda, siempre la puede cambiar, e ilusiones no le faltan. Pero, con todo, no deja de ser cierto, que Serafín Marín ha pagado un precio muy caro el ser torero y catalán.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación