La posverdad catalana

Hace unos días dieron a conocer los resultados del Informe PISA 2015 encargado por la OCDE. La educación (comprensión lectora y competencias matemática y científica) mejora en España, pero no lo suficiente para el nivel de país que nos gustaría.

Como suele ocurrir en estos casos, el informe ha servido para que algún que otro destacado y mediático pundit nacionalista asegure que el sistema de inmersión lingüística obligatorio que se aplica en las escuelas de Cataluña (único en Europa, ya que los niños no pueden escolarizarse en su lengua materna siendo esta oficial) es la repanocha. Algunos sabelotodo han afirmado que “los alumnos catalanes entienden la lengua castellana mejor que los españoles”. Tal cual.

Estas conclusiones las realizan aprovechando la publicación del Informe PISA 2015 pero bien podrían servirles para cualquier otro descosido. Son, como ahora comprobará, estimado lector, una prueba más de las mentiras que le rodean en nuestra querida y amada Cataluña.

Las pruebas del Informe PISA se realizan en “la lengua de enseñanza”, es decir, en Barcelona en catalán y en Madrid en español. PISA no evalúa el conocimiento de una, otra o varias lenguas de los alumnos, sino su comprensión lectora; es decir, si entienden lo que leen y no si saben poner una B o una V en una palabra concreta. Así, tal y como establece el propio informe, las pruebas se hacen en la lengua en que los niños son escolarizados.

Este informe, que ahora sirve para intentar avalar socialmente una herramienta totalmente injusta y antipedagógica, como es la inmersión lingüística obligatoria (la inmersión se tiene que realizar de manera voluntaria, como en el Québec), no es concluyente para determinar si los niños en Cataluña entienden, conocen y se expresan mejor en español (con dos horas de esta lengua a la semana) que los niños de Logroño (con unas veinte horas a la semana).