Esther Niubó - Tribuna Abierta
Aún es posible
Los y las socialistas no pensamos en términos electoralistas sino que centramos nuestro empeño en lograr acuerdos y aproximaciones sobre aspectos tan destacados como la recuperación económica y la lucha contra el desempleo
Las últimas elecciones generales dejaron un panorama político de lo más fragmentado. Entre partidos nuevos y partidos tradicionales, los electores otorgaron un papel principal a los partidos tradicionales mayoritarios, aunque emergieron con fuerza nuevos partidos hasta entonces ausentes en el Congreso, a quienes concedieron también un papel decisivo. Y si bien los resultados no dibujaron un parlamento políticamente monocolor con una clara orientación de derechas o de izquierdas, entre cambio y continuidad, claramente señalaron una clara voluntad de cambio.
A partir de estos resultados, ha habido pocos partidos políticos que hayan hecho una lectura correcta de los mismos. De hecho, después de que el PP se abstuviera de intentar conseguir la investidura por falta de apoyos, fue Pedro Sánchez quien, desde el principio, entendió que no podía frustrar las muchas esperanzas depositadas en un gobierno de cambio que dejara atrás cuatro años negros de gobierno del PP con lo que ha supuesto de recortes de derechos, de libertades y de enquistamiento del conflicto existente con Cataluña, y por lo tanto, depositara todo su esfuerzo en articular un pacto estable y lo suficientemente amplio por un gobierno reformista y progresista sobre la base de buscar acuerdos programáticos con Podemos y Ciudadanos (C‘s), entendiendo que sólo esta perspectiva transversal haría posible la estabilidad y la fuerza suficiente para emprender las importantes reformas pendientes que este país necesita.
Y de ahí que, a pesar de partir de posiciones divergentes en ámbitos como el económico o el referente a los derechos de las mujeres, donde C’s muestra una aproximación más liberal o conservadora, respectivamente, los y las socialistas no pensamos en términos electoralistas sino que centramos nuestro empeño en lograr acuerdos y aproximaciones sobre aspectos tan destacados como la recuperación económica y la lucha contra el desempleo, un gran pacto educativo, la lucha contra las desigualdades o la regeneración democrática y la reforma constitucional.
No hizo lo mismo Podemos, quien ha demostrado hasta el momento una escasa cultura del pacto y voluntad negociadora y un interés electoralista superior al interés en conseguir un verdadero gobierno reformista en España. Quedan pocos días y esperemos que, pensando en la ciudadanía progresista de este país, repiensen sus planteamientos y contribuyan a poner las bases para abrir un nuevo momento constituyente en España.