Miquel Porta Perales - El oasis catalán
PNDC
Tanta deslealtad de este partido, acaba creando anticuerpos. Y la sospecha del fraude de ley permanente, irrita
El Partit No Demòcrata Català (PNDC), o sea, la marca gris de Convergència, se ha quedado sin grupo propio en el Congreso y el Senado. Podían tenerlos –los reglamentos del Congreso y el Senado son ordenanzas internas que admiten interpretaciones más o menos laxas–, pero no ha sido así. ¿La razón? En primer lugar, un reglamento que ha sido aplicado en su literalidad. En segundo lugar, la abstención del PP y el «no» de Ciudadanos. No hace falta ser un lince para advertir que la abstención –o un eventual «sí»– en la investidura de Mariano Rajoy por parte de Ciudadanos conlleva la abstención o negativa del PP a conceder grupo propio al PNDC. Pero, hay algo más: el hartazgo.
Esto es, el hastío y el cansancio ante un partido político que utiliza las instituciones –«astucia» dicen– en beneficio del dichoso «proceso» de desconexión de España. Tanta deslealtad, acaba creando anticuerpos. Y la sospecha del fraude de ley permanente, irrita. Así las cosas, ¿por qué hacer concesiones –ni que sean reglamentarias– a quien busca la desestabilización y ruptura del sistema? ¿Hay que subvencionar y conceder protagonismo a un partido que desafía –no democráticamente– el Estado de derecho con «astucia», burlas y fraudes? Hay quien dice que la concesión de un grupo propio al PNDC hubiera sido positiva, porque supondría una invitación a la colaboración. ¿Quién se fía del PNDC? ¿Qué garantías hay?
Al PNDC la negativa le va bien y mal. Bien, porque cosechará réditos victimistas. Ya saben: España no nos quiere y aquí estamos –¡desobediencia!– para defender a los catalanes y construir la República Catalana que conducirá a la libertad nacional de Cataluña. Mal, porque no ingresará recursos económicos y perderá visibilidad y protagonismo en «Madrid». Y si decide sumarse al grupo parlamentario de ERC –pero, ERC no quiere semejante peso muerto–, mostrará su debilidad –ganada a pulso– frente a un partido republicano que va arrinconando a la vieja o nueva Convergència. O como sea que la bauticen.