Antoni Fernández Teixidó - Tribuna Abierta

Un pésimo gobierno

El actual Govern ha rebasado cualquier nivel conocido de ineficacia

El actual Govern ha rebasado cualquier nivel conocido de ineficacia. Torra y sus consejeros son, en lo fundamental, ajenos a toda gestión política. Son palabras duras, pero expresan concisamente la verdad. Su imaginario y su tiempo están ocupados por un relato político que puede que les lleve a Ítaca, pero les aleja irremisiblemente de las preocupaciones de sus conciudadanos.

La última decisión del Govern de Torra es de lo más ilustrativo. Un sindicato catalán nacionalista, minoritario, con una escasísima representación en el mundo del trabajo, llama a la huelga general. Los sindicatos de clase y la mayoría de las instituciones con peso en el país no secundan la huelga y, súbitamente, el Govern decide apoyarla anulando su agenda del día. Los consejeros y máximos responsables de la Administración animan en voz baja a que determinados sectores se sumen a la huelga. ¿Cómo es esto posible? ¿Qué precedentes hay de una conducta tan anómala? El procés, el juicio, la respuesta en la calle, la llamada a la desobediencia, ocupan el día a día de la acción gubernamental. Insólito, inaudito, pero cierto.

No es flor de un día. Torra hace saber a sus consejeros que el debate y aprobación de los presupuestos es una cuestión menor, y a estas alturas, nadie contempla en Cataluña que puedan ser debatidos y aprobados. ERC y los comunes simulan que negocian, pero en el fondo, no hay voluntad de llegar a acuerdo alguno. Las empresas siguen marchando de Cataluña, y a pesar de las constantes e inútiles declaraciones del Govern pidiendo que regresen, estas no volverán. Ninguna iniciativa, ninguna actuación seria para conseguir que reconsideren su postura. Es, según el Govern, otra cuestión menor.

Si hablamos de las múltiples instituciones ligadas a la administración catalana que deben ser renovadas, el CAC, la CCMA, el Consejo de Garantías Estatutarias, la Sindicatura de Cuentas... la inacción es total. No se va a producir cambio alguno. Los nombramientos han caducado, pero nadie piensa en renovarlos. Por supuesto, tampoco se espera a los representantes catalanes en ninguna mesa de negociación autonómica.

Un pésimo gobierno. Cuando Torra decide anular la agenda de gobierno y sumarse a la huelga, ¿a quién representa? ¿Cómo podemos los catalanes sentirnos mínimamente vinculados a esa negligente forma de proceder? ¿Qué justifica tanto disparate? La perturbadora ensoñación de la secesión. Todas las naves enfiladas en la misma dirección, el abismo. ¿Hasta cuándo Torra y el independentismo abusarán de la paciencia de los españoles todos?

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