Joan Corbera - Tribuna abierta
El periodista robot y el lector inteligente
Internet está devorando la verdad y se ha convertido en un sumidero, donde conviven lo bueno, lo malo y lo peor
Existe la creencia de que las máquinas no podrán sustituir al hombre en asuntos complejos. Un artículo reciente publicado por la «Harvard Business Review» revela lo contrario. Es fruto de más de cien entrevistas a profesionales como médicos, profesores, arquitectos, consultores y periodistas. Su conclusión es que en unas décadas estos oficios serán reemplazados por otros, de menor nivel y sueldo, con el auxilio de la tecnología y la inteligencia artificial.
Los autores del artículo apuntan a algunos indicadores tempranos de este cambio. Por ejemplo, en Estados Unidos una red de webs médicas recibe ya más consultas online que todos los médicos del país (webMD); la comunidad WikiHouse diseña casas que pueden ser «impresas» en tres dimensiones y montadas por menos de 50.000 dólares, y varias webs permiten la resolución rápida de conflictos sin abogados ni jueces. Pero no hace falta viajar. En España hay una web que ofrece un divorcio exprés en 48 horas por 170 euros.
Sobre el periodismo se vienen publicando bastantes noticias de robots que realizan tareas fáciles como redactar noticias de bolsa y resultados deportivos. Son fórmulas para ahorrar costes ante la caída de ventas y publicidad. Pero el problema es de fondo: las noticias se han convertido en «utilities» con escaso valor. La información circula gratuitamente por internet y muchos lectores, no necesariamente jóvenes, ni tan siquiera se plantean pagar por ella.
Internet y las redes sociales han disparado la oferta informativa hasta la náusea. Periódicos tradicionales serios y blogs de prestigio deben convivir con un deplorable magma de información consistente en anécdotas poco edificantes, falsedades y manipulaciones varias. Internet está devorando la verdad y se ha convertido en un sumidero, donde conviven lo bueno, lo malo y lo peor.
Ante este marasmo, el lector inteligente reclama una fuente fiable, de confianza, con credibilidad, que se ocupe de destilar la información y con controles. Necesitamos un medio en el que confiar y no los 3.000 artículos que sobre un asunto nos proporciona Google, que no deja de ser un robot de búsqueda de datos.
Quizá el papel deje de existir como soporte. Pero el concepto de periódico debe permanecer. Necesitamos noticias. De pago o no dependerá de si el periodismo aporta valor. El «New York Times» triunfa ya con su fórmula de regalar diez artículos al mes y cobrar a partir de ahí. Incluso los jóvenes están dispuestos a pagar por servicios en internet. No por las noticias, pero sí por la música (Spotify). Pagamos por lo que nos interesa. Ojalá periodistas y lectores logremos mantener el abecé de este oficio.