Perfume bueno, en frasco pequeño

Con motivo del Año Schütz, Gardiner sacó el polvo a viejas partituras que grabó cuatro décadas atrás, y las dejó relucientes: sus 'Exequias musicales' y varios motetes, completados con obras de Schein y de quien bebió de ambos para llevar el barroco alemán a su plenitud, Johann Sebastian Bach

John Eliot Gardiner durante un concierto en el Palau de la Música ANTONI BOFILL

Pep Gorgori

Un mes antes del inicio de la pandemia, John Eliot Gardiner dirigió las nueve sinfonías de Beethoven en días consecutivos en el Palau de la Música Catalana . La última vez que estuvo en el escenario modernista, pues, fue con una orquesta sinfónica y un gran coro. Desde entonces, se vio obligado a cancelar varios conciertos en la ciudad, de modo que era previsible que el público acudiese a llenar el recinto como solía antes del virus.

Para el reencuentro, el maestro británico escogió un repertorio en las antípodas por lo que respecta a la cantidad de músicos en el escenario, pero con la calidad por las nubes. Con motivo del Año Schütz, sacó el polvo a viejas partituras que grabó cuatro décadas atrás, y las dejó relucientes: sus 'Exequias musicales' y varios motetes, completados con obras de Schein y de quien bebió de ambos para llevar el barroco alemán a su plenitud, Johann Sebastian Bach .

De la primera parte, destacaron dos aspectos. Por un lado, la ocasión de ver el conjunto de sacabuches de los English Baroque Soloists en toda su plenitud, tiñendo con su metal oscuro la selección de motetes fúnebres. El otro, más impactante aún, si cabe, el reencuentro con un Gardiner detallista, en pequeño formato, dirigiendo su Monteverdi Choir 'a cappella' en una versión inolvidable del 'Da Jakob vollendet hatte' de Schein. Un festival de disonancias y de cromatismos, dolorosamente acentuados en el verso «Joseph auf seines Vaters Angesicht und weinet», «José abrazó a su padre y lo cubrió de lágrimas». El gesto del maestro, ese amor por el detalle, esa conexión con sus músicos…

Y es que ese es justamente uno de los mejores puntos fuertes por los que Gardiner será recordado. No solamente demuestra a cada compás una perfecta comprensión de los resortes de la retórica barroca, sino que además es capaz de dotarla de la teatralidad que cada compositor persigue con ella. Ese sentido dramático impregnó toda la interpretación tanto de las Exequias de Schütz como del mal llamado 'Actus tragicus' de Bach. Solamente el inicio del concierto, con un notable desajuste y unas voces más gritadas que solemnes, dejó entrever alguna fisura en el coro, inmerso en un proceso de renovación que hace que algunos solistas no estén tan rodados todavía como quisiéramos, pero que en ningún caso afecta al sonido del conjunto.

Y, para retórica, la de la propina elegida: 'Welt,Gute Nacht', «Mundo, buenas noches». Una joya de «otro» Bach, en este caso Johann Christoph, hijo de un primo del padre de Johann Sebastian. Vaya manera de despedirse tras el esperado reencuentro.

Música: Schütz, Schein, Bach. Intérpretes: Monteverdi Choir, English Baroque Soloists. J.E. Gardiner, director. Fecha: 8 de junio. Lugar: Palau de la Música, Barcelona

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