La parricida de Gerona dio 80 pastillas a su hija antes de sumergirla en la bañera

La niña no quería y ella la convenció diciéndole que eran para su dolor de anginas. La juez la ha enviado a prisión

La parricida trasladada por un agente de los Mossos ABC | Vídeo: AT

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Recogió a su hija de diez años en las clases de mecanografía y la llevó a casa en un barrio de Gerona. Era la víspera de Nochevieja. Allí, Mari Angels disolvió 80 comprimidos de Lormetazepam (benzodiacepinas) en un vaso con agua (medicación que toma ella por prescripción médica) y se lo dio a la niña , convenciéndola de que era para mejorar su dolor de anginas. Luego, con la criatura ya adormecida en el sofá, llenó la bañera de agua y sumergió a la pequeña vestida durante unos diez minutos.

Cuando intervinieron los servicios de Emergencias, la niña estaba ya prácticamente muerta. Falleció en el Hospital Josep Trueta pasadas las cinco y media de la tarde del día 30. La titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Gerona ha decretado prisión sin fianza para la mujer , de 49 años, por un delito de asesinato, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. La parricida confesó lo que había hecho tanto a sus vecinas como a un periodista al que había conocido a través de las redes sociales y más tarde lo reiteró ante los Mossos d'Esquadra.

Con los agentes y en presencia de un abogado accedió a una reconstrucción de los hechos en la casa donde relató con precisión el crimen, detallando cronológica y espacialmente cómo habían sucedido. También en sede policial y judicial mantuvo la terrible versión y explicó que su hija no quería tomarse el brebaje y tuvo que insistirle y convencerla.

No solo se cuenta con su confesión, sino que durante la citada reconstrucción se halló en la cocina un vaso medidor con restos de sustancia líquida blanquinosa que la detenida manifestó que era donde había mezclado pastillas con agua. Asimismo se encontraron cuatro cajas con su respectivo blister de Lormetacepam con capacidad para 80 pastillas totalmente vacío, las que empleó para mezclar los comprimidos.

Los agentes encontraron también un informe médico donde por prescripción médico-psiquiátrica habitual se le habían recetado 3 cajas que la detenida compró esa misma mañana en la farmacia. Tenía dos más en su casa; una no llegó a utilizarla.

En la bañera había restos biológicos de la menor. En ese lugar en el que mató a la niña fue donde la encontró una vecina, «hundida, inerte, fría y sin signos vitales», según explica el auto de prisión, cuando sobre las 15.04 Mari Angels llamó a esta mujer y le dijo que había matado a su hija.

La juez destaca los problemas psiquiátricos de la detenida con ingresos hospitalarios en centros especializados y reseña que mostró «absoluta frialdad emocional y sin que quede claro la efectividad deltratamiento farmacológico que tenía prescrito por los hechos cometidos». La médico-forense que la examinó el día de los hechos recoge que la detenida aunque no presenta alteraciones psico-patológicas agudas debe permanecer en un entorno controlado.

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