Eva Parera - Tribuna Abierta
El papel del PSC
La fuerza mostrada por el PSC en agosto ha ido dejando paso a un PSC sorprendentemente alineado con sus socios de gobierno en determinadas decisiones
Hace cinco meses, Ada Colau fue investida alcaldesa contra todo pronóstico, con los votos de Manuel Valls, Celestino Corbacho y el mío propio. ¿Nuestro objetivo? Evitar que la capital de Cataluña estuviese gobernada por un partido independentista cuyo único objetivo es el desafío permanente al Estado de Derecho.
Este gesto sorprendió a muchos, especialmente porque la cesión de nuestros votos fue a cambio de nada, asumiendo incluso la ruptura del grupo municipal, pero con una única condición, que se formara gobierno con el PSC. Ante la disyuntiva de Colau o Maragall, creíamos que los Comuns gobernando codo a codo con un PSC con mucho más peso que en la anterior legislatura era la opción menos mala para Barcelona y sus ciudadanos.
Pasados estos cinco meses, constatamos con preocupación como el peso del PSC en el consistorio parece diluirse, no tanto por la fuerza de la alcaldesa –ausente del día a día– sino por la equidistancia que parecen mostrar los socialistas en las últimas semanas, quizás motivada por las elecciones recientes y futuras.
La fuerza mostrada por el PSC durante el mes de agosto, especialmente en temas de seguridad, ha ido dejando paso a un PSC sorprendentemente alineado con sus socios de gobierno en determinadas decisiones. Llaman especialmente la atención tres de ellas.
En primer lugar, su incomprensible silencio ante la decisión de los Comuns de no mantener la neutralidad de la fachada del Ayuntamiento, tal y como pedimos en su día desde Barcelona pel Canvi.
En segundo lugar, la votación –junto Comuns, Junts per Catalunya i ERC– favorable a solicitar el traslado de la Jefatura Superior de Policía de Via Laietana. Una iniciativa presentada por ERC con una evidente intencionalidad política tras los disturbios vividos en la ciudad.
Y en tercer lugar, la incomprensible tolerancia con los acampados en Plaza Universitat que deberían haber sido desalojados en horas y no en 22 días, aceptando así el relato populista de la prevalencia del supuesto derecho a una manifestación ilegal por encima del derechos de los demás ciudadanos.
El PSC debe ser claro en sus posicionamientos, debe entender que su papel en el Ayuntamiento es gobernar para todos erradicando el populismo de las políticas del consistorio, y por encima de todo debe ser muy firme contra aquellos que quieren atacar nuestra democracia.