Crónicas pandémicas

Los pájaros, los amos de la ciudad

Nuestros vecinos alados han vuelto a sus orígenes, a ser más naturales y salvajes, confirman los expertos en aves

Un mirlo, en Barcelona durante la pandemia Lucy Brzoska / ornitho.cat

Anna Cabeza

Encerrados en casa, tirando de balcones y terrazas, el confinamiento ha permitido escuchar como nunca a pájaros cantando a todo pulmón en plena ciudad. El estado de alarma ha sido como un regalo para los pájaros urbanos, que estos días han campado a sus anchas y además se han convertido en un auténtico descubrimiento para muchos ciudadanos que no habían sido nunca tan conscientes de que conviven con tantas aves.

Nuestros vecinos alados han vuelto a sus orígenes, a ser más naturales y salvajes , confirman los expertos en aves. El Instituto Catalán de Ornitología (ICO) ha constatado en un estudio -dentro del proyecto de ciencia ciudadana ornitho.cat- hecho con aportaciones de más de 650 voluntarios que las 16 aves urbanas más habituales han adoptado similitudes típicas de ejemplares que viven en el campo. Así, en sus inspecciones visuales hechas entre el 15 de marzo y el 13 de abril, han confirmado que la actividad matinal de mirlos, palomas, gaviotas, garzas u otros ejemplares ha tenido más fuerza que antes del confinamiento.

«Parce que los pájaros han sabido aprovechar las mejores condiciones ambientales» , confirma a ABC el director del ICO, Gabriel Gargallo, que pone énfasis en que todavía es difícil saber si ahora hay más ejemplares, ya que el gran cambio es que al caer el ruido y la actividad humana han sido más detectables. De lo que hay poca duda es de cómo se han explayado a primera hora del día para alimentarse y comunicarse cantando entre ellos: suele ser al arrancar el día cuando están más activos, una realidad especialmente visible en el campo y las zonas rurales pero que en ciudad no es igual porque también la mañana es cuando más tráfico y perturbación hay. «Cuando estas condiciones se relajan, como ha ocurrido con el confinamiento, parece que los pájaros saben sacarle provecho», aseguran desde el ICO.

SEO Birdlife también ha realizado una maratón ornitológica con sus asociados y ratifica «que los pájaros han vivido más tranquilos y se han atrevido a explorar más la ciudad», explica a ABC Beatriz Sánchez, responsable de biodiversidad urbana de la entidad, que teme que con la vuelta a la normalidad «puedan pasar a sufrir muchas molestias». «No podemos confinarnos todos los años, lo que realmente necesitamos es otra gestión de las zonas verdes para favorecer a los pájaros», defiende. Ellos destacan que estos días en algún municipio español de 50.000 habitantes se han llegado a ver aves rapaces gracias al ambiente relajado por el confinamiento.

Un perfecto ejemplo en Barcelona de este asalvajamiento han sido los mirlos y palomas que han cantado y marcado territorio con más intensidad, igual que hacen en medios no urbanos. Los amantes de la ornitología creen que también han vislumbrado más garzas y gaviotas que nunca, pero es pronto para confirmarlo, pues todavía está la duda de si simplemente se han visto más por la paz en el ambiente o porque realmente había más. Otras especies menos visibles, como la tórtola turca, el gorrión o la gallareta azul, también se han dejado ver con más facilidad.

Además, el confinamiento ha beneficiado a los pájaros en la alimentación. La dejadez en parques y jardines ha favorecido que tuvieran más brotes y frutos, tanto por la mayor cantidad de hierba no retirada como por la primavera lluviosa que ha vivido Barcelona y por los insectos que revolotean por las frondosas zonas verdes, que son su principal fuente de proteína. «Es muy importante que hayan tenido una buena alimentación porque es su época de cría y es incluso posible que esto haya favorecido un baby boom» resalta Gargallo.

En este sentido, se desconoce si la situación ha afectado negativamente a las palomas , cuya dieta está asociada a la actividad humana y de las que se teme que han cambiado comportamientos. Los expertos también avisan de que esta relajación ambiental pueda acabar convirtiéndose en una «trampa ecológica» para estos pequeños vertebrados. «Ahora se han podido poner huevos incluso en La Rambla: imagínate que acaban naciendo pollitos allí cuando ya vuelva a recuperar su bullicio», ponen como ejemplo.

«La primavera es la mejor época por los ornitólogos y este año nos hemos perdido un muy buen año pero por suerte hemos tenido de las ventanas para poder disfrutar de los pájaros desde casa», sentencia Gargallo, que intenta dejar una lección de esta situación: «los efectos adversos que causa en los pájaros el frenético ritmo de vida de las ciudades también afectan a los humanos. Si hacemos ciudades más habitables serán mejores para ellos, pero también para nosotros».

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