Óscar Ramírez - Tribuna Abierta

Espacio público libre y neutral

La alcaldesa Colau no debería permitir que en el espacio público ni en el transporte público se contrate publicidad ideológica y partidista

Uno de los principales desafíos en una ciudad como Barcelona, en la que hemos visto como se ha intentado la privatización del espacio público con intereses políticos en numerosas ocasiones, es mantener la neutralidad en sus calles. Mantener un espacio público libre y neutral frente a aquellos que vociferan “las calles serán siempre nuestras”.

La neutralidad institucional no se ha de mantener exclusivamente en los edificios públicos, tal y como ha dictaminado alguna sentencia del Juzgado Contencioso Administrativo o de las más recientes del Supremo que han obligado a retirar los lazos amarillos y símbolos no oficiales de todas las fachadas de los edificios municipales. Ese deber de objetividad y neutralidad también debe observarse en el transporte público, en el mobiliario urbano, marquesinas y fachadas de la ciudad, ya que la obligación de una administración pública es velar por la convivencia y por la no discriminación de parte de la ciudadanía.

Esta semana ha vuelto a aparecer publicidad en algunas marquesinas de autobús en la ciudad condal sobre la campaña de la ANC: “Xarxa Independència” de cara al próximo 11-S. No se debería permitir este tipo de publicidad ya que es de carácter ideológico, partidista y favorable al separatismo.

En el pasado, alguna de las empresas concesionarias que gestionaban la publicidad del espacio público, aplicaban una normativa que excluía explícitamente la publicidad con mensajes ideológicos o de creencias individuales, incluidas las campañas que buscaran exclusivamente provocar debate social y repercusión mediática, promovidas por cualquier persona, grupo o entidad.

En base a esa normativa, por ejemplo, en 2009 no se permitió la publicidad de un libro titulado “Artur Mas, ¿dónde está mi dinero?”, donde se hablaba de casos de corrupción en el sistema sanitario catalán. Tampoco se permitió una campaña sobre el bilingüismo que pretendía difundir la sentencia del Tribunal Supremo que obligaba a la Generalitat a incluir en los impresos de preinscripción escolar la casilla para la libre elección de la lengua en los centros educativos.

La alcaldesa Colau no debería permitir que en el espacio público ni en el transporte público se contrate publicidad ideológica y partidista como la nueva campaña de la ANC, así como de otras asociaciones políticas que su único fin es provocar una reacción polémica.

Exigimos que sea la alcaldesa de todos los barceloneses y deje de seguir haciendo de altavoz del separatismo, ya sea colgando el lazo amarillo en la fachada del Ayuntamiento, permitiendo que en Barcelona se exhiba este tipo de publicidad que falta al respeto a muchos ciudadanos, o abriendo el salón de plenos en el mes de agosto para atacar a la monarquía, al jefe del Estado y a todo aquello que represente a España. Mejor sería que se ocupe de los problemas reales que preocupan a los barceloneses tales como la inseguridad, los okupas, los narcopisos, el acceso a la vivienda o el empleo. Por qué no empezar garantizando un espacio público libre y neutral?

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