Óscar Ramírez - Tribuna Abierta

El amarillo importa y otras andróminas

Llueve sobre mojado. Desde el Ayuntamiento se ha alimentado durante muchos años esa batalla ideológica de símbolo

La ciudad que un día fue referente de la libertad, la cultura, la arquitectura, el diseño, la economía, la gastronomía…. aquella Barcelona abierta y cosmopolita que apenas hoy se reconoce a sí misma por los múltiples embates que recibe cada día por la irresponsabilidad de algunos políticos y otros figurantes de la escena pública de la ciudad condal.

Sí, por esos que ya tardaban en aparecer para importar nuestra propia campaña antirracista con adaptación regional. Esta vez ha sido de la mano de la presidenta de los comunes en el Parlament y del mismo partido político que la alcaldesa Colau, quien sugiere desmontar la escultura de Colón. Y la ignorancia que es muy atrevida, más cuando se mezcla con tintes de odio, le lleva a escenificar un paralelismo entre Colón, el genocidio y la xenofobia, S.M. Felipe VI y los temporeros de Lleida, con la muerte en manos de la policía americana del ciudadano George Floyd. A ello debemos sumar lo que dice TV3 (la de todos) sobre la figura de Churchill frente a los ataques de su estatua. A quien califica de ser defensor de la superioridad de la raza blanca y también de la eugenesia. Todo un despropósito y una irresponsabilidad.

Llueve sobre mojado. Desde el Ayuntamiento se ha alimentado durante muchos años esa batalla ideológica de símbolos, con actuaciones como la retirada del busto del Rey del salón de plenos o del cambio de nombre de calles y plazas, el lazo amarillo colgado en la fachada del Ayuntamiento de Barcelona, y la permisividad con todo lo relacionado con ese “amarillismo”.

Aunque para algunas como Pilar Rahola, esa gran colaboradora del “amarillismo”, todo ese simbolismo se esfuma cuando “se cae de bruces” por lo que ella denomina andróminas de la ciudad. Tuvo que tropezar con un separador de goma de un carril bici para descubrir que detesta el color amarillo, “que esa pintura de amarillo chillón es fea y grosera” y “que ensucia el entorno”. Eso mismo venimos denunciando desde hace años desde el grupo municipal del Partido Popular cuando han ensuciado el espacio público y el mobiliario urbano con pintura, carteles y lazos amarillos que contravenían todas las ordenanzas municipales.

Y para acabar otra historia que tristemente no es una andrómina. Las imágenes de la alcaldesa Colau amenazando a Nissan con “problemas serios” si sigue su plan de marcharse. Y además le entra la risa. No sé de qué se ríe, porque quien va a querer venir a una Barcelona así? Reivindiquemos más que nunca aquella ciudad que fue.

Óscar Ramírez es presidente provincial del PP de Barcelona y concejal

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