Óscar Mármol - Tribuna abierta

Los impuestos en España: ni tantos ni tan pocos

Eliminando el dinero fiduciario, todas las operaciones estarían controladas y la economía sumergida se iría reduciendo, aunque la red cada vez ofrece más alternativas para evadir impuestos o mover dinero ilícito

Óscar Mármol

Control del déficit y de la deuda. Esta receta, que ha estado escrita en piedra durante años en las instituciones y por ende en los estados miembros de la Unión Europea, se ha desquebrajado con la irrupción de la pandemia y la necesidad imperiosa de abrir la mano del gasto.

Sin embargo, las lecciones se han aprendido y en los próximos años tocará pagar las facturas. En este sentido, y tal y como se venía viendo desde hace años, la equiparación fiscal europea se ha puesto en marcha y el pago se hará a través de una subida de impuestos generalizada.

Es evidente que hay muchas circunstancias que dar lugar a la subida de impuestos. Hay una gran parte que viene exigida por la Unión Europea en tanto en cuanto da el visto bueno a los presupuestos de los Estados Miembros, unos presupuestos que tienen que estar equilibrados. De este modo, las instituciones europeas revisan y controlan el endeudamiento que se tenga que producir para cuadrar los ingresos y gastos.

Por otro lado, cabe destacar el desequilibrio que existe en Europa en lo que se conoce como presión fiscal, es decir, la relación entre la carga fiscal y el PIB de cada país. Según fuentes el Eurosat, España tiene una presión fiscal del 35%, mientras que Francia, el país con mayor presión, alcanza un 47%.

En estos momentos, surge una oportunidad para empezar a equilibrar estos desequilibrios que pueden llegar a generar malestar entre los estados miembros. En este sentido, hay que recordar polémicas como las de Google, cuya práctica totalidad de la fiscalidad estaba en Irlanda, donde tributaba por impuestos sobre beneficio al 12% como tipo efectivo.

España recauda un 7,7% menos que la media europea. Los impuestos en este país están mal planteados por diversas razones. Algunos impuestos como el IRPF y el impuesto de sociedades tienen deducciones fiscales hacen que sea bastantes complicados de realizar para el contribuyente y que el tipo marginal sea mucho menor. Para ello, el ejecutivo ya realizó un primer planteamiento con el impuesto de sociedades, eliminando ciertas deducciones y bonificaciones y pasando el tipo impositivo general del 35% al 25%.

Por otro lado, los tipos de reducido del IVA hacen que la tributación por este impuesto sea menor que en el resto de la Unión Europea. Aunque el tipo general es del 21% tenemos el reducido al 10% y el superreducido al 4%. En el reducido y superreducido se encuentran los bienes y servicios que más se consumen en los hogares españoles, por lo que, en la práctica, el tipo medio del IVA está muy por debajo del 21% y hay una menor recaudación.

Por último, uno de los factores que llevan a esta recaudación es la economía sumergida. Según un informe del Fondo Monetario Internacional, en el 2019 se situaba en el 20% del PIB. Una de las medidas que la Unión Europea se está planteando y que con la pandemia cada vez ha ido a más es la utilización de los sistemas de pago electrónicos, los cuales tienen una trazabilidad relativamente fácil y permitiría controlar la economía sumergida.

Eliminando el dinero fiduciario, todas las operaciones estarían controladas y la economía sumergida se iría reduciendo, aunque la red cada vez ofrece más alternativas para evadir impuestos o mover dinero ilícito. Sin ir más lejos el ejecutivo ha limitado entre empresarios a 1.000 euros, así como la obligación de las entidades financieras de informar a la Agencia Tributaria de determinadas operaciones en efectivo.

No hay que olvidar que ejecutivo español también ha defendido subidas de impuestos a las grandes fortunas y ajustes de tributación en el impuesto de sociedades como por ejemplo aplicando la exención por dividendos al 95% cuando anteriormente estaba al 100%.

Las grandes reformas de impuestos de nuestro tiempo se están escribiendo con tinta verde. Las grandes reformas estratégicas del cambio del modelo energético que quiere realizar el ejecutivo español y en general, toda la estructura europea requiere de nuevos impuestos que sustituyan a los impuestos especiales del hidrocarburo.

Esto ha generado mucha desconfianza por parte de los ciudadanos en países vecinos, como en Francia, con la crisis de los chalecos amarillos o más recientemente en Colombia. El planteamiento que tenemos que hacer como es adónde van esos impuestos y que utilidad tienen porque si no, pueden devenir en multitudinarias protestas, y con razón. En este sentido, no pueden servir como excusa para el pago más acuciante de la deuda externa, el principal problema al que se enfrentan los estados modernos.

Una subida de impuestos debe tener una intencionalidad sistémica. Bien sea la manutención o acaso reinvención del Estado del Bienestar o una reformulación de los sistemas productivos para hacerlos más ecológicos, una subida de impuestos aleatorias debe hacerse teniendo en cuenta todo el sistema de tributación de un país. Si no, no tiene sentido.

Óscar Mármol es director financiero de Grupo Moure

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación