Oti Rodríguez Marchante - Barcelona al día

Operación «sin tontos» para salvar a Cataluña

La realidad es que ese ochenta por ciento de catalanes (dejemos un veinte por ciento cupero, antisistema y bronquero) lo que está es perplejo, espantado y «hasta los ous»

Tres ex presidentes, Felipe González, José María Aznar y Rodríguez Zapatero, acusan al pobre Puigdemont de romper la convivencia en la sociedad catalana, lo cual es una frase absolutamente errónea, pues el pobre Puigdemont, que lo único que quiere es una salida digna (una inhabilitación, una multa que no pague él, una pequeña condena, una calle en su pueblo), probablemente desconoce el significado de cada una de las palabra de la frase: romper, convivencia, sociedad y catalana. Puigdemont sale al escenario del teatro a decir su texto, que se lo han escrito los cuatro de la CUP con la risita del perro de Pierre Nodoyuna que muestra Oriol Junqueras, que ya le está haciendo la placa en su calle al pobre Puigdemont.

El hecho de que Puigdemont sea intelectualmente incapaz de comprender lo que dice y lo que hace, debería haber aconsejado a los tres ex presidentes a analizar la cuestión con un mayor rigor y a decir exactamente lo que piensan: que Puigdemont es tonto, y punto, lo cual no le quita gravedad a su torpe intento de golpe de Estado (probablemente, Tejero no era menos tonto ni menos «patriota» en el peor sentido de la expresión). Aunque se les llene la boca de un ficticio ochenta por ciento de la sociedad catalana que está dispuesto a inmolarse en su grotesco golpe de Estado, la realidad es que ese ochenta por ciento de catalanes (dejemos un veinte por ciento cupero, antisistema y bronquero) lo que está es perplejo, espantado y «hasta los ous» de la falta de criterio, rigor, sentido democrático y nivel político e intelectual del grupo pintaparedes que organiza, sin saber, sin querer, sin poder, el desarrollo político y social de un territorio tan crucial como Cataluña.

A los de la foto del teatrillo, a las Munté, a los Llach (tiene gracia este cantante ignorantón apelando al 4 de julio sin saber ni una palabra de Tomas Jefferson, de la declaración de Independencia, de la guerra para impedir la secesión…, en fin, algo patético), a los que quieren convertir la Catedral en un centro de reunión y al raholismo venezolano (qué vergüenza periodística su columna zalamera con la defenestración «democrática» de Jordi Baiget), tienen que empezar a pensar ya que todo su país entero, toda España, casi toda Cataluña, salvo Rajoy (que es el único que aún quiere prestarles un salvavidas, y dedicará las próximas semanas a organizar la operación salvamento de los catalanes, con los sediciosos o sin ellos), los mandaría directamente al vinagre en el que se sienten tan a gusto.

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