«No soy muy optimista, la afición se está perdiendo en Cataluña»

Los trabajadores de la Monumental dudan de que los toros regresen a la capital catalana

Los pocos turistas que se acercan al coso lo hacen por afición o simple curiosidad: «Me gusta todo lo que rodea al toro»

El holandés Richard posa con su hijo Jessa este mediodía en el ruedo de la Monumental J. G.

JANOT GUIL

Apenas una hora después de conocerse el fallo del Tribunal Constitucional, en el ruedo de la Monumental nada hace presagiar que los clarines puedan volver a resonar. Desde que en el coso barcelonés se celebró en septiembre de 2011 la última corrida de toros, la Monumental, en perfecto estado de conservación, con todas sus instalaciones a punto para un hipotético regreso de la Fiesta, las horas parecen haberse detenido.

Campos, el taquillero que atiende la entrada del Museo Taurino que hay en el interior, ateniende por el teléfono que le transmite las novedades que llegan del Constitucional. Reservado, no quiere hablar con la prensa. Tampoco lo hace Pedro, guía del museo taurino, todos algo agotados ya de una polémica que dura demasiados años y que ha mantenido en vilo a su futuro laboral .

Más dispuesto está Antolín, al frente de la tienda de recuerdos, que se se muestra pesimista ante la posibilidad de que vuelvan los toros. "No soy muy optimista, la verdad porque habrá una batalla legal. Cuantos más años pasen sin toros peor, porque ya no hay afición en Cataluña entre los jóvenes desde que prohibieron la entrada a los menores de 14 años", lamenta.

Antolín cree que se está perdiendo el ambiente taurino, y anticipa que no cree que regresen los toros porque la propiedad de la plaza, la familia Balañá, "no está por la labor" . "El padre sí, pero los hijos no creo", subraya.

Sobre el ruedo, a penas una docena de turistas recorren la instalación, ciertamente, no entre las visitas imprescindibles recomendadas por las guías de Barcelona. Todos permanecen ajenos a la noticia, como el holandés Richard, que posa con su hijo Jessa en medio de la arena. "Sé que la Fiesta tiene un componente cruel, pero me gusta todo lo que rodea al toro ", afirma Richard, un enamorado de España que ha visto varias corridas en las Ventas. Cerca de ellos, Nicola y Elisa, una pareja italiana que confiesa, algo despistada, haber venido a la plaza "por curiosidad", aunque reconocen que no les gusta la Fiesta.

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