Nicolás de Salas - TRIBUNA ABIERTA
En respuesta a 'El catalanismo moderado que nunca existió'
El catalanismo moderado adquiere aquí todo su significado: no se trata de dar la espalda a España, sino que se trata de hacer crecer a España, recuperando o reivindicando aquello que algunos, desde su egoísmo, se niegan a dar
El catalanismo moderado que nunca existió . Bajo un título de esta guisa me tropecé el pasado 8 de abril con el artículo publicado en ABC por un prestigioso profesor de historia política de la Universidad Rey Juan Carlos.
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No me veo con conocimientos históricos suficientes para rebatir a un profesor de la materia que además acaba de publicar un libro sobre el asunto. Sin embargo, como ciudadano catalán, y por lo tanto español, he de reconocer que la lectura de este artículo me ha estimulado a tratar de rebatir sus tesis políticas en cuanto sean aplicables a la situación que hoy vivimos en Cataluña.
Mi ilustrado profesor habla en pasado de un catalanismo que nunca existió atribuyendo, a mi modesto entender, pérfidas intenciones a Cambó como artífice y principal impulsor de un Estado Catalán en ciernes, en aquella época.
Insisto, no voy a defender a Cambó de tales afirmaciones, el profesor sabrá por qué las realizó. Lo que sí quiero es defender lo que hoy en día representa la existencia de un catalanismo moderado articulado en torno a la renombrada Lliga Democràtica, (hoy partido político debidamente inscrito en los registros correspondientes y del que me honro en ser uno de sus fundadores).
He de reconocer que todos los “-ismos” tienen un sabor de enfrentamiento que puede parecer incongruente con el calificativo de moderado; pero a la terminología no solo se le exige su academicismo, sino, lo más importante, que sea reconocida por quien la lee o escucha. En mi concepción personal, catalanismo lo traduzco por amor a lo catalán ; por reconocimiento de las grandezas que han fructificado (y deberían fructificar más), en Cataluña. Lo traduzco por empuje, seny, constancia, tolerancia, orgullo, generosidad sentimental y parquedad social. De aquí que el calificativo de “moderado” se use, no para rebajar las expectativas de estas definiciones, sino como medida de la intensidad política de confrontación necesaria para defender al catalanismo de los anhelos centralizadores que manifiesta una buena parte de esa oligarquía madrileña que ambiciona el control absoluto del poder político y económico.
He de reconocer que, siendo intelectualmente muy curioso, no he logrado ser un lector a la altura. Aun así he podido disfrutar de Sun Tzu y de su famoso “El arte de la guerra”, en donde dejó impresa una frase que ha acompañado cualquier estrategia bélica: “La mejor defensa es un buen ataque”.
Viene a cuento esta pequeña confesión literaria por cuanto la moderación del catalanismo lo es, como decía, no para moderar las virtudes de lo catalán, sino para moderar la beligerancia de su defensa. Somos moderados frente a quienes mantienen que solo la independencia puede defender a Cataluña . Pero a la vez Lliga Democrática aboga por una beligerancia clara, contundente, severa, frente a las desconsideraciónes que ese poderío centralista exhibe sin comprender que son ellas las que remueven las diferencias que todos debemos evitar.
Mucho he pensado, y me ha gustado transcribirlo, que en verdad ese desaire que refleja la poderosa oligarquía central no es ciertamente un vilipendio hacia los catalanes, sino que, habiendo también ella leído a Sun Tzu, posiblemente su quehacer no es mas que un parapeto ante un posible empoderamiento de Cataluña cuando se le faciliten todos los medios e inversiones que su capacidad emprendedora requiere. Mala forma veo en ello para defender el ideal de una España grande y unida.
El catalanismo moderado adquiere aquí todo su significado: no se trata de dar la espalda a España, sino que se trata de hacer crecer a España, recuperando o reivindicando aquello que algunos, desde su egoísmo, se niegan a dar.
Muchos hay que se envuelven en la bandera para justificar así su repulsa a los que nos sentimos catalanistas cuando esa bandera, para lo que de verdad les sirve, es para tapar sus oscuros deseos de mantenimiento de su status y poder. Para mí, para Lliga Democrática, la bandera es el símbolo que lidera el sentimiento, no la tela con la que ocultarlo. La “senyera” lidera nuestro orgullo y nuestra pertenencia a una cultura y tradición propia, y la “rojigualda” es la que aglutina y reúne nuestros deseos de ser un gran país querido y respetado por todos. Somos catalanistas porque amamos nuestra tierra y nuestros valores, y somos moderados porque no defendemos el ataque, sino la integración. Porque reclamamos que cuanto más se implique a Cataluña en la construcción y en el desarrollo de España, más cautivaremos a los que hoy quieren separarse.
Solo tenemos una España y si no nos cuidamos los unos a los otros, y aquí El Estado es el principal hacedor, no lograremos esa sociedad de progreso y acogida que estoy seguro que todos queremos dejar a nuestros hijos.
Nicolás de Salas es fundador y vicepresidente de Lliga Democràtica