Nacho Martín Blanco - Tribuna abierta
Menos Companys y más Tarradellas
No deja de resultar sintomático el hecho de que la Cataluña oficial encumbre a personajes objetivamente aciagos para la historia de Cataluña como Macià o Companys
HOY se cumplen 87 años de los trágicos ‘fets d’octubre’ de 1934, cuando el entonces presidente de la Generalitat Lluís Companys se alzó contra el Gobierno legítimo de la República y proclamó unilateralmente el Estado catalán dentro de la República Federal Española. Companys armó a las milicias revolucionarias y desató una revuelta que dejó decenas de muertos en las calles de Barcelona y provocó la subsiguiente suspensión del autogobierno de Cataluña. Su legado político es sencillamente calamitoso, por mucho que la vileza de su fusilamiento haya permitido a sus epígonos actuales convertirlo en un personaje memorable en estos tiempos de memoria selectivamente sectaria.
No deja de resultar sintomático el hecho de que la Cataluña oficial encumbre a personajes objetivamente aciagos para la historia de Cataluña como Macià o Companys y, en cambio, postergue a catalanes de verdadero fuste intelectual y moral como el general Domingo Batet, que fue quien sofocó el alzamiento de Companys y restableció la legalidad republicana; o Josep Tarradellas, artífice junto con el añorado Adolfo Suárez de la recuperación de la Generalitat durante la Transición y defensor de la concordia entre catalanes y la fraternidad con el resto de los españoles.
Claro que ni el general Batet ni Tarradellas sirven al nacionalismo que ostenta la hegemonía cultural en Cataluña para alimentar la entelequia de un enfrentamiento secular entre Cataluña y España. De ahí que la Cataluña nacionalista se empeñe en borrar su recuerdo de nuestro imaginario colectivo al paso que envenena la convivencia.
Decía Agustí Calvet, ‘Gaziel’, que el separatismo es incapaz de ofrecer solución a los problemas de los catalanes, que es una ideología impotente que lo único que puede hacer es provocar «una catástrofe episódica». En efecto, lo hizo Companys en octubre de 1934; lo volvió a hacer Puigdemont en octubre de 2017 y hoy Cataluña sigue sumida en el marasmo y la melancolía malsana del nacionalismo.
Nacho Martín Blanco es portavoz de Ciutadans en el Parlamento de Cataluña