Audrey, la mujer que «resucitó» tras seis horas de muerte cardíaca
Atrapada en el Pirineo, la hipotermia que sufrió salvó su cerebro
Los médicos del Vall d’Hebron la salvaron con la técnica ECMO
Audrey Mash nunca olvidará el domingo 3 de noviembre de 2019. Esa es la fecha en la que esta profesora británica de 34 años se asomó a la muerte y volvió a la vida tras un angustioso entreacto de seis horas en el que su cuerpo se sumió en una parada cardíaca total. Los médicos del hospital barcelonés del Vall d’Hebron que trataron a Audrey también guardarán en un rincón especial de sus recuerdos la historia de la docente. No en vano, el suyo es el caso de «paro cardíaco reanimado» más extremo de España y uno de los más largos jamás documentados en todo el mundo.
La cronología de la resurrección de Audr ey empieza en un paraje idílico, a 2.000 metros de altitud en las montañas que rodean la Vall de Núria (Gerona). Hasta allí se desplazó la joven junto a su marido en una excursión que, en principio, no entrañaba riesgo alguno para una mujer acostumbrada a recorrer cordilleras tan míticas como el Himalaya. No obstante, la montaña los traicionó y Audrey y su esposo Rohan Schoeman fueron sorprendidos por una tormenta de viento y nieve que les dejó atrapados. Los dos se refugiaron tras una roca «del tamaño de una silla», recordó Schoeman, y cuando la tormenta amainó intentaron reemprender la ruta, momento en el que Mash empezó a perder el conocimiento. Al cabo de poco, la mujer empezó a mostrar síntomas de hipotermia y acabó inconsciente y sin constantes vitales . Afortunadamente, el esposo pudo pedir ayuda por teléfono y en pocos minutos un equipo de rescate logró llegar a ellos en helicóptero.
Según explicó ayer en rueda de prensa Pere Serral (uno de los bomberos que participaron en el rescate de la joven), los equipos de emergencias de montaña de los bomberos de la Generalitat encontraron a Audrey inconsciente, rígida y con el cuerpo muy frío. A su lado estaba Rohan en estado de «shock». En ese momento se puso a funcionar un complejo engranaje que supuso la salvación de la montañista accidentada. Así las cosas, la profesora llegó al cabo de pocas horas al hospital, donde ya se había activado un equipo de profesionales especializados en ECMO (Oxigenación con membrana extracorpórea), la terapia de urgencia que logró reactivar las constantes vitales de Audrey seis horas después de haberse detenido. «Al llegar, su corazón no tenía actividad eléctrica, no había signos vitales y tenía la piel helada. Parecía muerta pero sabíamos que en el contexto de una hipotermia podía sobrevivir », explica por su parte el doctor Eduard Argudo, uno de los primeros que atendió a la mujer.
Salvada por el frío
En el momento de entrar en el quirófano Audrey tenía la piel azul y el cuerpo a 20,2 grados (lo normal es que la temperatura ronde los 37º). Sin embargo, fue esa temperatura corporal mínima la que permitió que los órganos de la mujer no colapsaran tras los primeros minutos de paro cardíaco . No en vano, según expusieron ayer en Barcelona los médicos que la atendieron a temperaturas muy bajas el cerebro puede soportar un paro cardiaco diez veces más tiempo que si el cuerpo está 37º. A pesar de ello, el protagonismo del «milagro» de Audrey lo tiene la terapia ECMO que se le aplicó. Gracias a este método los sanitarios pudieron suplir la función cardíaca con un puntero, un sistema artificial que oxigena la sangre fuera del cuerpo y la devuelve al organismo después de controlar su temperatura con un circuito de agua.
Tras varias horas, concretamente a las 21.46, el equipo del hospital aplicó una descarga eléctrica al corazón de Audrey , que volvió a latir. No obstante, sus cuidadores prefirieron mantenerla en una «hipotermia leve inducida» para minimizar posibles daños al cerebro. Tras sobrevivir a un conato de congelación y a un parón total del sistema cardiovascular, el momento de despertar se convirtió en el punto crítico de la «resurrección» de Audrey.
Los especialistas temían secuelas en la capacidad cognitiva de la mujer tras un paro de corazón mucho más largo de lo habitual. Afortunadamente, la profesora amaneció con la mente clara y capaz de expresarse casi con normalidad. En estos momentos Audrey ya está casi recuperada y solo tiene algo dañadas las venas de las manos, lo que le provoca problemas de agilidad que los médicos creen que el tiempo curará en un año.
«Volveré a las montañas»
Los padres de Audrey llegaron de urgencia a Barcelona desde Francia al conocer la situación de su hija. Aficionados a la montaña como ella, no pudieron contener las lágrimas al ver que su hija salía sana de la niebla que la apartó del mundo de los vivos durante unas horas. «Por supuesto que lloramos, fue muy emocionante, nos abrazamos y lloramos», explicó a ABC Julie , la madre de Audrey. El relato de los padres es estremecedor. Durante las largas horas de espera, ni ellos ni los médicos pronunciaron en ningún momento la palabra «muerte» y confiaron plenamente en los medios disponibles para salvar a la joven. «No quisimos ni abrir Google para ver qué le podía pasar», explican los padres de la profesora.
Audrey reconoce que tiene una laguna que bloquea todos sus recuerdos entre la excursión y su despertar. Ni pasillo negro, ni luz al final de un túnel de recuerdos de infancia, todo lo que sale por la boca de Audrey cuando habla de su «viaje» de ida y vuelta al más allá son palabras de agradecimiento a su esposo, a los médicos y a los bomberos que la salvaron. Y una amenaza: «Quizá no este invierno, pero en primavera volveré a la montaña».