Muere un menor de siete años tras caer por el patio de luces en un piso de Barcelona
Los Mossos d'Esquadra investigan las causas del suceso, que se ha producido a las 8:30 en un edificio de la calle Diputación
« Un grito desgarrador ». Eso fue lo que escuchó a las 8:30 horas de este lunes un trabajador del taller mecánico Garcés, que se encuentra enfrente del 118 de la calle Diputación de Barcelona, edificio donde ha fallecido un menor de siete años y origen israelí , tras precipitarse al vacío desde una ventana.
Según el relato de este empleado, la madre del pequeño se encontraba en la calle cuando recibió la llamada desesperada del progenitor. Su hijo cayó desde un segundo piso al patio de luces. Aunque la altura real, contando los bajos y el principal, equivale a un cuarto.
Cuando el hombre le trasladó la noticia, la mujer comenzó a gritar desesperada, pero según el testigo, no hablaba castellano. El inmueble, en el distrito del Eixample, es un trajín de turistas con maletas, por lo que es habitual que allí se alojen viajeros de distinta procedencia, según apuntan varios vecinos.
Pocos minutos después, hasta el lugar se han desplazado efectivos del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), que han certificado la muerte del niño. También los Mossos d'Esquadra , que ahora investigan las causas del suceso, aunque todo apunta a un accidente.
La madre, llorando en la calle
El edificio se encuentra entre una escuela de educación infantil y la agencia de viajes Amaia, una de cuyas trabajadoras también se encontró con la madre llorando en plena calle. «Llevo toda la mañana con ansiedad. ¿Cómo habrá podido pasar?», cuestiona.
Hasta el piso se han desplazado técnicos del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB), para ofrecer atención psicológica a los progenitores. También una empleada del consulado de Israel en la capital catalana.
En la calle se mezclan vecinos que preguntan por lo ocurrido, con otros que lo saben desde primera hora. Entre ellos, la responsable del bar Ibérics. Repite el relato del empleado del taller: el que apunta a una mujer que se enteró con una llamada de que su hijo había muerto tras caer por la ventana . Por suerte, suspira, hoy ha levantado tarde la persiana, y ha sido otra residente en la zona quien se lo ha contado. «Yo tengo a mis niñas en Marruecos y no puedo pensar en otra cosa», cuenta angustiada.
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