Muere Miquel Fuster, el dibujante que pasó 15 años en la calle y sobrevivió para contarlo

El autor de la novela gráfica 'Miguel: 15 años en la calle' falleció a los 78 años en su casa de Barcelona

Miquel Fuster posa con uno de sus dibujos al poco de publicar su novela gráfica Yolanda Cardo

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«He pasado quince años de mi vida extraviado por las calles con el alcohol como único, aunque nefasto, ángel custodio. Desposeído de todo, sin tan siquiera una cueva para refugiarme como tienen los animales, convertido en una ruina gimiente y raído por los recuerdos, hace ya tiempo que dejó de mortificarme si soy culpable o inocente. Pero lo único que no pudieron quitarme es mi obsesión por ser libre, la vergüenza y el miedo».

Con este arrebato de sinceridad, palabras hirientes encadenadas en frases punzantes, se presentaba hace años Miquel Fuster, ilustrador que capturó en sobrecogedoras viñetas la dureza de la vida en la calle y las encapsuló en una novela gráfica que le devolvió si no al carril central de la vida, por lo menos sí a la dirección correcta.

Fuster sabía bien de lo que hablaba, ya que durante 15 años sobrevivió como buenamente pudo entre escalinatas de Montjuïc, zonas boscosas de Collserola, o los alrededores del puerto, donde dos jóvenes le agredieron con un adoquín. Vivió para contarlo y precisamente eso hizo en 'Miguel. 15 años en la calle', álbum con el que recuperó su oficio de ilustrador. Y precisamente así, como dibujante e ilustrador, se le despidió ayer después de que la Fundación Arrels anunciase que Miquel Fuster,de 78 años, había fallecido en su casa de la Zona Franca. «Fascinado por artistas clásicos, sus dibujos tienen una dimensión existencial y humanista que expresan el miedo y la soledad, pero también un relato elíptico de la Barcelona moderna», destacaba en un comunicado el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Nacido en Barcelona en 1944, Fuster entró a trabajar como aprendiz de dibujante en Bruguera a principios de los sesenta y no tardó en dar el salto a Selecciones Ilustradas , donde se especializó en cómic romántico. En los ochenta también trabajo para Norma Editorial, pero empezó entonces una mala racha que, sumada los excesos y el alcohol, acabaría dejándolo «alcoholizado y exhausto» y convertido «en un forastero indeseado en cualquier lugar». Primero un incendio y luego un desahucio le dieron la puntilla y durante tres lustros vagó sin rumbo por las calles de Barcelona, buscando un rincón en el que maldormir y malvendiendo cuadros para comprar vino. Porque, durante todo ese tiempo, Miquel nunca dejó de dibujar.

De la calle le sacó la Fundación Arrels, la misma que le ayudó a dejar el alcohol y le ofreció una habitación en la que empezar a dibujar. Corría el año 2003, y Fuster aún tardaría unos cuantos años en empezar a publicar en un blog los primeros bocetos de su vida en la calle, estampas de trazo abigarrado y dibujo anguloso que la editorial Glénat recogió en un álbum. Galardonado con el premio del público del Salón del Cómic de Barcelona, '15 años en la calle' tuvo dos continuaciones, trilogía que se recuperó en 2016 en un único volumen.

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