Muere a los 71 años el dibujante «Fer», maestro del humor y la sátira política

Impulsor del Premi Internacional d'Humor Gat Perich y galardonado con la Creu de Sant Jordi, hoy mismo había publicado en «El Punt Avui» una viñeta sobre la vuelta al cole

Fer, en una imagen que ha compartido este lunes «El Jueves» en sus redes sociales ABC

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Perich le bautizó con el nombre de «Fer» y, con los años, la ocurrencia se convirtió en nombre de guerra y sello de calidad. Guerra a todo color a la mediocridad y a las medias tintas y calidad rematada por esos personajes achaparrados y narigones que brincaban de las viñetas de «El Jueves« a las páginas de «El Punt-Avui» y de la primera línea de la sátira política a la retaguardia de la historia (memorable sigue siendo su versión ilustrada de «La venganza de Don Mendo»).

 

«Descanse en paz Fer, maestro y gran inventor de historias. Fermosas, además. Hasta pronto, compañero», destacaba ayer en un tuit el equipo editorial de «El Jueves», irreverente publicación en la que Fer, fallecido este lunes a los 71 años después de una larga enfermedad, aterrizó en 1981 para convertirse en emblema del humor gráfico y habilidoso artesano de la sátira política. Fue precisamente ahí donde creó dos de sus series más memorables: «Historias Fermosas», tronchante parodia del medievo; y «Puti Club», ácida crónica de un pueblo con un burdel como centro de operaciones.

Antes de eso, José Antonio Fernández había hecho todo lo humanamente posible por mantenerse a flote en un oficio precario casi por necesidad y sacudido a conciencia por la atmósfera sociopolítica. Nacido en Mansilla de las Mulas (León) en 1949 pero instalado en Mollet del Vallés desde mediados de los cincuenta, combinó la docencia y las clases de Historia en un instituto de Barcelona con colaboraciones en publicaciones como «Patufet», «Oriflama y «Matarratos» primero «El Correo Catalán» y «La Prensa» más tarde.

Nada aparentemente serio hasta que a mediados de los setenta fue a parar al «Papus», santo y seña de la sátira política neurasténica y publicación permanentemente amenazada que llegó a dirigir durante unos años. De aquella época le gustaba recordar, no con poca sorna, cómo había sobrevivido al atentado que el grupo fascistas Triple A perpetró contra la redacción barcelonesa de la revista gracias a Franco. Sí, a Francisco Franco. Y es que, tal y como recordaba Fer, si no voló por los aire fue gracias al corto de dibujos animados sobre el dictador que estaba realizado y que ese día, 20 de septiembre de 1977. le tocaba supervisar.

De trazo limpio y elegante y humor inteligente, poco dado al exabrupto, a Fer le gustaba considerar la sátira una efectiva herramienta de combate. «Los mejores chistes son los que se han hecho contra las dictaduras, contra Franco, Hitler y Stalin», defendía. Impulsor del Premio Internacional de Humor Gat Perich y firma habitual de revistas como «Don Balón» o «Barrabás», en 1987 empezó a publicar en el diario «Avui», publicación en la que, ya bajo el nombre de «El Punt-Avui», siguió publicando una tira diaria hasta el final. Literalmente: hoy mismo, poco antes de que trascendiese la noticia de su muerte, aparecía su última viñeta: un homenaje a los alumnos catalanes que regresaban al cole y los que Fer imaginaba enzarzándose a golpe de tirachinas con el coronavirus.

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