Crónicas Pandémicas
Monas de Pascua, industria esencial
Más de 200 pasteleros, agrupados al Gremi de Pastisseria de Barcelona, así como muchos que no lo están, han decidido que el Covid-19 no tiene por qué ser motivo para no celebrar la tradición
![Trabajadores de la pastelería Escribà trabajan en las Monas](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/04/11/mon-U87785335017OlN-1248x698@abc.jpg)
«Las s mejores cosas de la vida son efímeras, un beso, una rosa, una ópera aria, el chocolate, la vida misma. Ese es el punto de todo», decía el maestro chocolatero Antoni Escribà. Si el pastelero siguiera vivo, seguramente enfatizaría que en un momento como en el que estamos los placeres efímeros son más necesarios que nunca. Su hijo, Christian, al frente de las pastelerías que llevan su apellido no solamente heredó su destreza al crear auténticas obras maestras, sino también su filosofía. «Desde 1906 en esta casa nunca, nunca, se han dejado de hacer monas», explica. «Incluso, cuando estaban mis abuelos (al frente del negocio) y va a venir la Guerra Civil, mientras caían las bombas, aquí se hacían monas», agrega.
Como él, más de 200 pasteleros de Cataluña, agrupados al Gremi de Pastisseria de Barcelona, así como muchos que no lo están, han decidido que la crisis del Covid-19 no tiene por qué ser motivo para no celebrar la Pascua como dicta la tradición. «Haremos un esfuerzo fuera de lo común para que estas monas lleguen a casa y no se tengan que desplazar», explica Escribà en sus redes. « No será lo mismo, pero colaboraremos para que todos se queden en casa permitiendo que al mismo tiempo los niños tengan sus monas el día que toca, reservando para más adelante la fiesta en familia», comenta Elies Miró, presidente del Gremi.
En su página web (http://gremidepastisseria.cat/) han colgado un listado de todas las pastelerías afiliadas que ofrecerán monas este fin de semana . Serán cada una de ellas, de manera individual, las encargadas de gestionar las entregas y peticiones, para que no haya «ningún niño sin mona», que es el nombre de la campaña que han lanzado a través de las redes sociales del gremio y de cada local, #capnensensemona. El placer efímero del que hablaba Escribà no es solamente comerse el chocolate, sino compartirlo en familia. Desgraciadamente, esta parte de la celebración tendrá que posponerse, o hacerse a través de una videollamada. Desde el gremio sugieren que el festejo en directo se realice en las segundas pascuas, que este año serán el primero de junio, en caso de que el confinamiento ya haya terminado.
Algunos establecimientos han decidido cerrar por completo durante marzo y abril, por no considerar que su trabajo es un bien de primera necesidad. La Pastisseria, de Josep Maria Rodriguez, por ejemplo, anunció en sus redes que «seguiremos cerrados por respeto y solidaridad a los sanitarios y sanitarias, así como a los trabajadores que están haciendo posible que tengamos alimentos y productos de primera necesidad». Además, agregan que «para garantizar la salud del equipo de producción y de los repartidores no tendrán venta online para despachar a domicilio». Como ellos, Jordi Roca y sus divertidas monas también permanecerán en casa hasta nuevo aviso. «Este año disfrutaremos un día de la mona diferente, seguramente no será el 13 de abril, ¡pero será!», augura el pastelero, sin querer asignar una fecha de avanzada.
A pesar de las quejas por la precarización de su trabajo como falsos autónomos o la falta de protección adecuada, muchas pastelerías harán uso de los «riders» de Glovo para poder repartir sus creaciones. Las monas de chocolate de casas como la Escribà o Balaguer pueden llegar a costar 100 euros. Los ingresos de un ciclista por llevarlas no superarán los 2,50 euros. La alternativa para los padrinos que no quieran utilizar Glovo o los servicios de algún taxista para que la mona llegue a su destino es elegir un establecimiento cercano a la casa del ahijado o ahijada, para que sean sus padres o tutores quienes la recojan, en lugar de utilizar un servicio de envío. Ahora no caen bombas, sin embargo, los peligros, aunque no visibles, son reales. Para evitárselos a sí mismos y a los demás, también muchas familias vivirán en primera persona lo complicado que es elaborar una mona. Y, más que nunca, lo efímera que es. «Ese es el punto de todo», diría Escribà.