El Modernismo catalán se reivindica como punto de partida de «la cultura del diseño»

Una exposición en el Museo del Diseño de Barcelona reúne trabajos de Gaudí y Gaspar Homar y piezas cerámicas del Palau de la Música

La exposición reúne mobiliario, vitrales y objetos de la época de máximo esplendor de las artes decorativad Efe

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Barcelona, ya saben, es Gaudí, por lo que nada mejor que el Modernismo para definir desde una ciudad forjada en la cultura del diseño. Eso es, por lo menos, lo que defiende el Museo del Diseño de la capital catalana, donde una exposición reinterpreta por primera vez el Modernismo catalán como el inicio de la cultura del diseño, repensando los objetos desde la idea, las técnicas de producción y los materiales, la promoción, la difusión y su uso.

Unas 370 piezas se exhiben en una exposición que, además de enmarcar en el contexto europeo y destacar los nexos y la singularidad del caso catalán, aporta una nueva interpretación del Modernismo partiendo del papel protagonista que tuvieron las artes decorativas y aplicadas, artesanas e industriales, entre el debate arte-industria del siglo XIX y el concepto de diseño del siglo XX. Muebles y vitrales destacan en una muestra que recoge trabajos de talla de Gaudí, marquetería de Gaspar Homar , pirograbado de Eusebi Busquet y vitrales emplomados de Antoni Rigalt .

Centrada en el gran esplendor modernista de finales del siglo XIX y el inicio del siglo XX, la exposición explora el vínculo entre el Modernismo y el Novecentismo y entronca con el racionalismo y la modernidad de raíz mediterránea del movimiento arquitectónico GATCPAC, muy crítico con el Modernismo, pero sensible al artesanado y puerta de entrada al diseño moderno.

Entre las piezas exhibidas destacan fondos patrimoniales que se presentan por primera vez: el conjunto del mobiliario del comedor del arquitecto Jeroni Granell, piezas y documentos de la firma Escofet, un marco de Rafael Masó de grandes dimensiones, o una lámpara Déco de laca urushi de Lluís Bracons . También se pueden contemplar piezas representativas y singulares como el escaño neogótico de San Jorge de los talleres José Ribas, algunas piezas cerámicas del Palau de la Música, una jarra de cerveza de la taberna de Els 4 Gats o los dibujos originales de las marqueterías de la casa Lleó Morera, obra de Josep Pey.

La muestra pone de relieve igualmente la obra de algunos dibujantes proyectistas, como el mismo Pey, Mateu Culell, Víctor Brosa, algunos bastante desconocidos, o el también arquitecto Jeroni Granell.

Gaudí recuperado

Asimismo se exhiben una s erie de piezas de Gaudí, expuestas por primera vez en el Museo del Diseño, donde se conservan tras el préstamo en comodato de la Cátedra Gaudí de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña.

La recuperación de Gaudí tras la Guerra Civil fue el inicio de la persistencia del Modernismo más allá de su época, a través de la atracción por las imágenes populares del pasado gráfico llevado a cabo por el pop, el neoliberty, el arte psicodélico y la cultura de masas de los años 60 y 70, que descubrieron las formas sinuosas y la tipografía caligráfica del Art Nouveau; o también a través de la reedición de piezas emblemáticas de Jujol, Gaudí, las joyas Masriera, Lambert Escaler o Dionís Renart.

Al mismo tiempo, en Barcelona surgió el grupo conocido como la Gauche Divine, procedente de la burguesía ilustrada y cosmopolita, estrechamente vinculada a la industria cultural catalana. El icónico logotipo de la discoteca Bocaccio (1967-1985) de la calle Muntaner y el grafismo publicitario de la película Tuset Street se hacían eco del Art Nouveau que, divulgado por el movimiento pop, se puso de moda en Europa.

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