Versátil

Pedro Sánchez es uno de los políticos más versátiles de las últimas décadas. Esto es, variable, cambiante, mudable y voluble. Miren si es versátil el personaje que, en cuestión de pocas semanas, es capaz de decir una cosa y la contraria. Sobre Cataluña, por ejemplo. Veamos. Antes de las elecciones generales, Pedro Sánchez afirma que el golpe secesionista en Cataluña casa con el tipo penal de rebelión y que él nunca pactará con quienes intentaron subvertir el orden constitucional en España. Después de las elecciones generales, su opinión varía y la rebelión se reduce a sedición y hay que convocar una mesa de diálogo con los secesionistas. Unos meses después -con una rapidez verdaderamente meritoria-, el personaje -parece- impulsa el indulto de los condenados por sedición y malversación, así como una reforma del Código Penal pro reo, con carácter retroactivo, que reduciría la gravedad del tipo de sedición beneficiando así a los condenados. Y todo eso, ¿por qué? Tacticismo y electoralismo. Hay que aprobar los Presupuestos Generales del Estado y, por ello y para ello, resulta conveniente contar con los votos de ERC y, quizá, de parte de JpC. Más: la mesa de diálogo -se convoque o no- resulta imprescindible para recolectar los votos de ERC. Más: el apoyo de ERC -y de JpC- a los Presupuestos llegará si Pedro Sánchez responde «adecuadamente» a la inhabilitación de Joaquim Torra. El poder bien vale un indulto o una reforma del Código Penal.

La cuestión: dada la extrema versatilidad de Pedro Sánchez, ¿el secesionismo puede confiar en el presidente del Gobierno? Antes decía que «parece» que Pedro Sánchez impulsaría el indulto y la reforma penal. ¿Será verdad? Si tenemos en cuenta la volubilidad del personaje, así como los problemas que crearía un indulto que podría ser recurrido ante el Tribunal Supremo; si tenemos en cuenta los costes políticos que el indulto y la reforma penal comportarían para Pedro Sánchez y el PSOE; si tenemos en cuenta eso, ¿alguien se fía de Pedro Sánchez?