Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Tuvalu
«El «proceso» o la devastación. Todo lo que toca, lo devasta. Sinónimos: arruina, arrasa, destruye, deshace, asola»
El «proceso» o la devastación. Todo lo que toca, lo devasta. Sinónimos: arruina, arrasa, destruye, deshace, asola. Y no solo la convivencia y la economía, sino también los partidos nacionalistas. Ahora, después de devastar a CiU y al PDECat -por no hablar de otros tinglados como la Crida-, hace lo propio con JpC. En efecto, JpC -que ya está dividido en Junts por Puigdemont y Junts por Mas con sus correspondientes satrapías y canonjías- está en fase de implosión. Resumiendo: pérdida de votos y escaños, sin grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados, con el poder municipal mermado. A ello, añadan los políticos presos y lo políticos fugados. Ahí no acaba la cosa si tenemos en cuenta que se han visto obligados a vender la sede social.
Y, por si fuera poco, han elegido a Joaquim Torra presidente de la Generalitat. Como los desastres nunca llegan solos, la Unión Europea no quiere ver a Carles Puigdemont ni en pintura. Por su parte -ya dije que los desastres no llegan solos-, Carles Puigdemont ha reivindicado su presencia en el Parlamento Europeo en un foro celebrado en Suiza en donde -no es una broma- ha contado con el apoyo sin fisuras de Armenia, Afganistán, Tuvalu y la República de Guinea.
A pesar de todo, Junts por Puigdemont desafía al Estado y asegura que «lo volverá a hacer». Primer paso: no a la investidura de Pedro Sánchez. Pero, Junts por Mas y los tres políticos presos apuestan por la abstención. La idea: entienden que, o se abstienen -una manera de facilitar la investidura-, o pierden la batalla por la hegemonía con ERC y están condenados a cuatro años de ostracismo en el Congreso y a la implosión final. ¿Una derrota del fugado de Waterloo? Carles Puigdemont aún domina la mayoría de los siete diputados en el Congreso. Y tiene un as en la manga: la confección de las listas para las próximas autonómicas. Si el fugado pierde esta partida, su suerte está echada: relegación. Pero, siempre le quedará Tuvalu. Ese conjunto de islas paradisiacas en la Polinesia.