Miquel Porta Perales - El oasis catalán

Sorpresa

Hay una cosa que sorprende de dicho fondo de aval en pro de los políticos independentistas que han de ajustar sus cuentas: ¿por qué no se ha recurrido a la caja de resistencia del independentismo?

El consejero de Economía, Jaume Giró, presentando el fondo creado para ayudar a encausados Efe

Miquel Porta Perales

A nadie le ha sorprendido que el Govern quiera implementar un fondo que avale a los políticos independentistas con deudas pendientes con el Tribunal de Cuentas. Otra manera de desafiar y provocar al Estado que justificaría el relato independentista de una España represiva y vengativa. Detrás de la triquiñuela independentista se percibe la buena relación que el independentismo catalán mantiene -la Justicia o el Tribunal de Cuentas dirán la última palabra- con el fraude de ley, la voluntad innata de burlar al Estado, las dificultades de la política de diálogo y concordia que predica Pedro Sánchez, y el anhelo de transgredir la legalidad con la esperanza de que el Estado reaccione negativamente y así acumular nuevos agravios que da réditos políticos. Cosa que -contradiciendo la sentencia del Tribunal Supremo- demostraría que el 'proceso' no fue una 'ensoñación', sino un fracaso del cual el independentismo quiere resarcirse lo antes posible. O sea, cuando se presente la coyuntura adecuada.

En cualquier caso, sí hay una cosa que sorprende de dicho fondo de aval en pro de los políticos independentistas que han de ajustar sus cuentas: ¿por qué no se ha recurrido a la caja de resistencia del independentismo? La respuesta fácil es la siguiente: porque, está agotada y la fiel infantería independentista ya no está dispuesta a depositar el óbolo nacionalista en vaya usted a saber en qué cuenta corriente. Cosa que pondría en evidencia la debilidad de lo que pueda quedar del «proceso» y la intentona secesionista. Precisamente por eso -para esconder la realidad-, el independentismo recurriría al fondo que facilita el aval. Pero, ¿y si hubiera algo más? ¿Y si la caja de resistencia se hubiera alimentado, no de la ciudadanía patriota, sino de algunos prohombres -empresarios patriotas o inversores oportunistas- que han dicho basta teniendo en cuenta que las aportaciones no dan el rédito buscado o no desgravan ya sea porque no encajan en la ley o hay que declararlas públicamente? Pintan bastos.

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