Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Pioneros
«En los últimos tiempos, el adanismo propio del nacionalismo catalán está cosechando fuga de empresas, desprestigio institucional e incremento de la incidencia vírica acumulada. De libro»

Una de las funciones más destacadas del nacionalismo catalán es la de mostrar al mundo que los catalanes han sido pioneros en todo o casi todo. Por eso -como suelen repetir una y otra vez-, «el mundo nos mira». En efecto, el mundo mira a una Cataluña que ya en la época medieval fue, además de una nación moderna, la primera democracia moderna del mundo en donde brillaba la división de poderes. Tanto da que en aquellos tiempos no existiera el término nación, ni la idea moderna de democracia, ni la división de poderes que fue teorizada posteriormente por Montesquieu; todo eso, tanto da, porque Cataluña -una sociedad estamental en toda regla- fue un ejemplo de democracia avanzada.
Puestos a fabular, el nacionalismo catalán del XIX y XX fue pionero en la invención de la inexistente corona catalano-aragonesa. Por supuesto, Jaime I -héroe nacional catalán: «Cristiano, caudillo y catalán»- no conquistó (1299) Mallorca a sangre y fuego apropiándose de todos los bienes y esclavizando y exterminando a los musulmanes que habitaban el territorio, sino que fue un pionero en la recuperación del territorio de Cataluña.
Ni que decir tiene que Lluís Companys no dio un golpe de Estado contra la Segunda República, sino que únicamente respondió -pionero en la lucha contra el fascismo- a los excesos de la derecha en el poder.
Con el tiempo, el nacionalismo catalán ha ido ampliando el campo y afirma que los catalanes no solo han sido pioneros en el ámbito de la gastronomía -‘samfaina’, ‘panellets’ y ‘porró’-, sino también en el de la ciencia y la tecnología -telescopio, telégrafo eléctrico, máquina de hilar o submarino-, la política -el derecho a la autodeterminación y la amnistía y el aval para sediciosos y malversadores reales o presuntos- y la desescalada frente a la pandemia de la Covid-19 por la vía del test de antígenos. En los últimos tiempos, el adanismo propio del nacionalismo catalán está cosechando fuga de empresas, desprestigio institucional e incremento de la incidencia vírica acumulada. De libro.