Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Pasteleo
«El Parlament de Cataluña ha necesitado 10 años para aprobar en plazo unos Presupuestos que entrarán en vigor el 1 de enero de 2022»
![Pere Aragonès, en el Palau de la Generalitat](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2021/12/31/1443818058-k44F--1248x698@abc.jpg)
El Parlament de Cataluña ha necesitado 10 años para aprobar en plazo unos Presupuestos que entrarán en vigor el 1 de enero de 2022. Un acuerdo implícito y/o explícito que evidencia el pasteleo de la política en Cataluña y podría suponer un cambio de alianzas en el horizonte catalán. El pasteleo o así se contemporiza por miras interesadas. El Presupuesto, con sus correspondientes partidas, se aprueba con los votos de ERC y Junts y la abstención de los comunes. Por su parte, el PSC da el no a unos Presupuestos que -eso dijo la portavoz en sede parlamentaria- «no nos gustan ni nos satisfacen» por «convergentes». La recuperación del «sector de los negocios» convergentes, dijo la CUP. Pero, los socialistas -pasteleo- no renuncian a su cuota de poder. Tú me das y yo te doy: ERC, Junts y PSC se reparten a la carta los cargos de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), el Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC), la Autoridad Catalana de Protección de Datos y la Sindicatura de Greuges (el Defensor del Pueblo catalán).
El PSC -el partido más votado en las elecciones autonómicas en Cataluña aunque no lo parezca- continúa siendo la muleta del nacionalismo y TVE en Cataluña se esfuerza diariamente en la tarea de emular a TV3. A eso se llama la fiel oposición. Más pasteleo: los comunes de Ada Colau aprueban las cuentas municipales gracias a la abstención de ERC. Todos reciben su correspondiente parte. Un ejemplo de manual de la redistribución del poder.
La aprobación de los presupuestos autonómicos -también, de los municipales- podría implicar un cambio de alianzas políticas en Cataluña. Hasta ahora, la CUP era la fuerza necesaria para mantener la estabilidad del Govern de ERC y Junts. A partir de ahora, se abre la posibilidad de un triángulo -ERC, PSC y los comunes- que podría cuestionar -¿desbancar?- el papel de Junts y la CUP. Un triángulo que permitiría que Pere Aragonès conservara la presidencia de la Generalitat de Cataluña, como mínimo, hasta las municipales de 2023.