Guerra

Las fuerzas independentistas que desgobiernan Cataluña están en guerra. Una guerra que declaró -unilateralmente, como no podía ser de otra manera- Joaquim Torra al tildar a los republicanos de ser un socio desleal. Una guerra que, curiosamente, empieza con un pacto entre las partes para aprobar los presupuestos de la Generalitat. En primer lugar, conviene preguntar los motivos de un pacto que ambas fuerzas aceptan de buen o mal grado. Después, habrá que responder a la siguiente cuestión: ¿qué beneficios quieren obtener de todo ello JpC y ERC?

El pacto presupuestario obedece a la debilidad e intereses de uno y otro partido. Ambos necesitan un triunfo en la mano -un activo propagandístico- para concurrir a las autonómicas. A ello, hay que añadir el interés mutuo para retrasar los comicios. Mientras que JpC necesita tiempo para elegir un candidato y aprobar programa, ERC necesita un triunfo adicional -de ahí el pacto PSOE/ ERC- para sobrepasar electoralmente a JpC.

Por eso, para dinamitar el pacto PSOE/ERC, para neutralizar el as en la manga de los republicanos, Joaquim Torra declara la guerra a ERC. Por eso, Joaquim Torra y la plana mayor exconvergente presionan a Pedro Sánchez con una amnistía y una autodeterminación que el Estado no puede conceder. Así se desprestigia a una ERC que habría investido a Pedro Sánchez sin nada a cambio. El fracaso de la mesa de diálogo PSOE/ERC -que Joaquim Torra y los exconvergentes no se cansarán de publicitar en beneficio electoral propio- posibilitaría que JpC revirtiera las encuestas.

En otros términos, adiós a la vía republicana del «esperar para acumular fuerzas» en beneficio de la vía independentista neoconvergente del «apretar». Esto es, del diálogo al enfrentamiento. Y como resulta que en política -a falta de mayoría absoluta- lo que cuenta para formar gobierno son las alianzas, ¿por qué no un nuevo bipartito entre los hermanos de JpC y ERC? Así se dinamita cualquier otra alternativa. En nombre de la unidad independentista, dirán.