Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Grotesco
«La triple estrategia: la libertad de los presos y los exiliados, la celebración de un referéndum pactado, y la obtención de una mayoría de JpC»
El gobierno de Joaquim Torra -así como el seguidismo de ERC: ese miedo a ser tildado de traidor-, aprovechando la coyuntura de unos nuevos Pactos de la Moncloa -o lo que venga, si es que llega alguna cosa-, pretende reactivar el derecho a la autodeterminación de Cataluña. ¿Se imaginan ustedes que en el marco de unos acuerdos que buscan la unidad política y social para combatir la pandemia del Covid-19 y la posterior reconstrucción del país, aparezca alguien reivindicando una autodeterminación que, por lo demás, nada tiene que ver con Cataluña? Grotesco. Es decir, ridículo, extravagante y grosero. Y egoísta e insolidario. Otra maniobra de un independentismo que entiende la política, no solo como arte de la representación, sino también como el escenario de la impostura.
Así las cosas, ¿qué busca Torra? Sin novedad en el frente independentista. Por un lado -frente exterior-, presionar al Estado. Por otro lado -frente interior- vender a los «nuestros» la mercancía averiada de la independencia. Un movimiento que tiene una premisa, una táctica y una triple estrategia. La premisa (falsa): Cataluña es una nación con el consiguiente derecho decidir. La táctica: presionar al Estado de todas las maneras posibles. La triple estrategia: la libertad de los presos y los exiliados, la celebración de un referéndum pactado, y la obtención de una mayoría de JpC -ahí está el electoralismo que explica muchas cosas y prioridades- en las próximas elecciones autonómicas. Veamos. Torra, ¿tiene confianza en su estrategia? Hay indicios para pensar que, pese a la prepotencia -otra muestra de fingimiento y engaño: esto es, otra impostura-, el independentismo desconfía de sus posibilidades. A lo sumo, confía en la alergia de Sánchez a un gobierno de coalición, o un acuerdo de gobierno con PP y Cs, para conseguir -antes o después- «algo». Pero, el independentismo -ahí está el desastre de la gestión (?) de la pandemia del Covid-19- ya no está en condiciones de timar a nadie.