Miquel Porta Perales - EL OASIS CATALÁN
Genuflexión
ERC podría diseñar la hoja de ruta de la ruptura con el PSOE para intimidar a Sánchez y regalar un caramelo a Junts
No es habitual que el ministro de la Presidencia del Gobierno de España acuda –un domingo por la mañana– al Palacio de la Generalitat de Cataluña para hablar con la consejera de la Presidencia del Govern sobre el denominado 'catalangate'. En democracia, las explicaciones se piden y se reciben en el Congreso. ¿Qué Pere Aragonès –presidente de la Generalitat– exige explicaciones como máximo durante la «próxima semana»? Pero, ¿quién es Aragonès para verbalizar tamaña exigencia? ¿Por qué Pedro Sánchez impulsa el viaje del ministro? Se dirá que el PSOE gobierna, entre otros, gracias a los votos de ERC. Y, ¿qué?
Aragonès –que ha convertido el asunto en la última carta del 'procés'– busca la genuflexión del PSOE y la consigue. Y ERC –arrastrada por Junts y una campaña victimista sin parangón desencadenada por los medios subvencionados– ni siquiera acepta las concesiones del PSOE. Y no solo eso, sino que la consejera de la Generalitat –reaparece de nuevo el Frankenstein de la política catalana– no se muestra «satisfecha con las explicaciones del ministro que son insuficientes, vagas, inconcretas y de resultado incierto». Más: la consejera exige –la historia de nunca acabar– «claridad, honestidad, responsabilidad y dimisiones».
Por si fuera poco, apela a la democracia y la ética. ¡Y lo dicen ellos! La consejera concluye que «si el Gobierno español no se mueve, habrá consecuencias graves». El nacionalismo catalán busca más concesiones y ERC satisface los requerimientos de Junts. ¿Renunciará ERC a los privilegios que se derivan del apoyo al Frankenstein español? Serias dudas. Lo que sí podría hacer es diseñar la hoja de ruta de la ruptura –de momento, en la reserva– con el PSOE para intimidar a Sánchez y regalar un caramelo a Junts. En cualquier caso, ¿de qué le sirvió a Félix Bolaños el libro 'En defensa de la conversación' que colocó en la alargada mesa de diálogo –parecida a la de Vladímir Putin en el Kremlin– en cuyos extremos estaban el ministro y la consejera?