Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Extravío
El independentismo catalán, como las folclóricas de los años 50 y 60 del siglo pasado, se debe a su público
El independentismo catalán -como las folclóricas de los años 50 y 60 del siglo pasado- se debe a su público. Por eso, insiste y persiste en la represión del Estado, en la internacionalización del 'procés', en el 1 de Octubre, en exhibir a los políticos presos indultados y a los 'exiliados', en la amnistía, en el derecho a decidir del pueblo catalán, en el referéndum -pactado o unilateral- de autodeterminación, en el Consejo de la República, en la República catalana y en lo que convenga según sea la coyuntura, el interés del momento o -como decíamos al inicio- el público que escucha y aplaude.
En cualquier caso, lo que domina -de forma subrepticia- en la proclama del independentismo catalán es la idea de la «acumulación de fuerzas». Una manera de afirmar que lo «volveremos a hacer». Y, como dicen algunos de los líderes independentistas, «lo volveremos a hacer mejor». ¿Cómo? No se sabe. Nadie se atreve a explicitar -suponiendo que exista: mucho suponer- esta nueva y mejor manera de hacer independentista que -hay que suponer- contará también con la nueva y mejor réplica del Estado de Derecho y la legalidad democrática. Por el momento, el independentismo catalán parece conformarse -de la necesidad, virtud: no queda otro remedio- con la dicha acumulación de fuerzas. ¿Cómo acumular fuerzas? Tampoco se sabe. Vale decir que, a tenor de las elecciones autonómicas en las cuales el bloque independentista perdió centenares de miles de apoyos, y en buena medida se salvó gracias a la ley electoral, y a tenor también de las encuestas del propio CEO que detectan un descenso estadístico de la consciencia independentista; todo ello -sumen la situación de la economía catalana-, permite sostener que la teoría de la acumulación de fuerzas independentista no deja de ser una hipótesis -sigue la ficción y la ensoñación secesionista- entre otras muchas que se podrían plantear. Cosa que no implica, ni mucho menos, que el independentismo caiga, de nuevo, antes o después, en el extravío que le caracteriza.