Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Dame algo
ERC recupera del armario la vieja consigna pujolista de que sin lengua catalana no hay nación catalana
Una parte del independentismo catalán sostiene que ERC se está vendiendo al Estado por un plato de lentejas. Es decir, por una cuota de lengua catalana en la producción, traducción y comercialización de las mercancías que facturan las plataformas audiovisuales internacionales. Tú me das la cuota y yo te apruebo los Presupuestos. Algo de cierto hay en ello si tenemos en cuenta que, en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, ERC se habría olvidado de la represión, la amnistía, la autodeterminación o el maltrato fiscal que recibiría Cataluña. ¿Qué ocurre aquí? Oportunismo y pragmatismo. Vayamos por partes.
El oportunismo de una ERC que aprovecha la coyuntura -ahora mismo en Cataluña hay un intenso debate sobre la pérdida de hablantes de la lengua catalana entre los jóvenes- para presentarse como el defensor por excelencia de un idioma catalán que está en horas bajas. Al respecto, ERC recupera del armario la vieja consigna pujolista de que sin lengua catalana no hay nación catalana. Y no solo recupera la consigna, sino que se apropia de la misma a bombo y platillo y por tierra, mar y aire: hay que salvar el catalán para salvar la nación catalana. Del oportunismo al pragmatismo por partida doble. ERC, consciente de que, hoy por hoy, el PSOE no concederá ni la amnistía ni la autodeterminación, no tiene otro remedio que aceptar el mal menor de la protección del catalán como moneda de cambio con el gobierno de Pedro Sánchez. O eso o -segundo ejercicio de pragmatismo de ERC- arriesgarse a un avance electoral que podría situar al PP en la dirección del Estado. Si eso llegara a ocurrir, el 'conflicto' catalán perdería peso político en España y ERC iniciaría el camino hacia la irrelevancia política en el conjunto español.
Por eso, para soslayar lo peor que podría ocurrir a los republicanos, ERC apuesta por el modelo vasco de presión a la manera de ese maestro en el arte del chantaje político que es el PNV. Esto es, dame algo -lo que pueda pillar- a cambio de mi voto.