Miquel Porta Perales - El oasis catalán

Red

Catalunya Ràdio y TV3, así como otros medios públicos y privados de comunicación, forman parte de una red 'nacional' convenientemente engrasada y subvencionada

Sanchis, director de TV3, en una comparecencia en el Parlament Efe

Miquel Porta Perales

Nadie debe sorprenderse de la reacción desdeñosa y prepotente de parte del independentismo catalán que critica a TV3 por la información sobre la erupción volcánica en La Palma: «¡Basta con el volcán, por favor!», «¿No pasa nada en el mundo que tenga más interés para los catalanes? Vergüenza informativa». Nada nuevo si tenemos en cuenta que ya en los años 70 y 80 del siglo pasado el nacionalismo catalán teorizó la idea de «una lengua y un espacio de comunicación». Una lengua: la catalana. Un espacio de comunicación: el catalán. Una lengua y solo una y un espacio y solo uno. Sin fisuras. Tanto es así, que para los teorizadores de la idea -profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona en la estela del Congreso de Cultura Catalana de 1975- el espacio de comunicación catalán debía estar formado por el conjunto de todos los medios de comunicación de expresión catalana con el objetivo de construir un sistema comunicativo que garantizara un mercado informativo y cultural propio dotado de una lengua propia. Catalunya Ràdio y TV3, así como otros medios públicos y privados de comunicación, forman parte de una red 'nacional' convenientemente engrasada y subvencionada.

La radio nacional de Cataluña que es Catalunya Ràdio -añadan las radios igualmente nacionales que son las emisoras municipales y las privadas-, la televisión nacional de Cataluña que es TV3 -¿habría que sumar el circuito catalán de TVE que a veces parece un calco blanqueado de TV3?- y la ACN o agencia de noticias nacional; todo ello -no se olviden de la prensa de papel privada igualmente nacional- forma parte del conglomerado de la Cataluña Una, Grande, Autodeterminista y Republicana en cuyo frontispicio se lee Amnistía. Una Cataluña que, volviendo al tema del espacio de comunicación propio que exige el nacionalismo displicente, hosco y quejoso por la información sobre La Palma, se permite, incluso, criticar ese buque insignia nacional que es TV3. Recuerden, la Cataluña Una no admite fisuras. A eso, lo llaman normalización.

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