MªEugènia Gay - TRIBUNA ABIERTA

La igualdad, palanca de crecimiento y cohesión social

Pese a los avances de las últimas décadas persisten las barreras que hacen que las mujeres tengamos que sortear mayores obstáculos.

Dos días intensos en compañía de mujeres con una trayectoria profesional extraordinaria y diversa han servido para reflexionar y debatir, en la tercera edición del Women Business & Justice European Forum, sobre la necesidad de reivindicar la igualdad como parte ineludible de la justicia y de la materialización de los derechos humanos, cuyo cumplimiento y respeto corresponde a toda la sociedad.

Así lo defendieron las grandes figuras del feminismo como Olympe de Gouges, Mary Wollstonecraft, Simone de Beauvoir, Emilia Pardo Bazán o Clara Campoamor; sus testimonios han sido traídos a lo largo de unas magníficas ponencias que, además de describirnos el futuro que anhelamos, se han sumado al homenaje a la jueza Ruth Bader Ginsburg tras una vida consagrada a los derechos civiles.

Coincidieron todos los sentires en que la igualdad ocupa hoy un lugar preeminente en las agendas de las Instituciones; pero pese a los avances de las últimas décadas persisten las barreras que hacen que las mujeres tengamos que sortear mayores obstáculos. El techo de cristal sigue estando muy bajo y resiste a quebrarse, y la brecha salarial se va ensanchando progresivamente en detrimento de nuestros salarios, cotizaciones y prestaciones. La maternidad no se vive igual entre hombres y mujeres, y para muchas continúa siendo una elección que frena injustamente su desarrollo profesional, lastrando las opciones para acceder a los puestos de decisión y representación.

Corregir tales desequilibrios pasa por fomentar la presencia de las mujeres en las mesas de negociación colectiva y diseñar complementos salariales ligados al mérito personal en vez de a la disponibilidad y la antigüedad en las empresas. El soporte de las Administraciones para que nuestras competencias sean adecuadamente reconocidas, así como la implementación de Planes de Igualdad para reforzar la transparencia en materia retributiva y en los procesos de selección y promoción –tanto en entidades públicas como privadas– resultan imprescindibles para asegurar la paridad.

En este escenario, la pandemia ha exacerbado las desigualdades preexistentes y las mujeres han estado más expuestas a sus efectos por culpa de la segregación ocupacional, una menor protección frente al desempleo y una mayor dificultad para conciliar el trabajo con las responsabilidades familiares. Asimismo, ha avivado la violencia de género en todas sus formas a las puertas de la ‘Ley del solo sí es sí’ que ya se vislumbra y que servirá para situarnos más cerca del Convenio de Estambul. La implicación de toda la ciudadanía para prevenir, detectar y atajar cualquier atisbo de discriminación de manera implacable deviene esencial; sobre todo en el ámbito rural, donde la banalización de tales situaciones y el silencio de las víctimas pueden llegar a desembocar en una violencia sostenida que puede durar décadas.

Las nuevas tecnologías han confirmado su protagonismo, permitiendo la creación de unos entornos laborales más dinámicos que debemos aprovechar para impulsar la corresponsabilidad a través de la flexibilidad locativa y la racionalización de la jornada. Para ello, la inclusión digital de las mujeres –fundamental para su empoderamiento– requiere la visibilización de referentes femeninos en el ámbito de las TIC’s para estimular la vocación de las niñas y las jóvenes, y luchar contra las desigualdades aprovechando el potencial de los mercados emergentes.

La perspectiva de género ha demostrado ser una palanca de crecimiento económico y de cohesión social; por eso, debemos confiar más en nuestro talento para liderar los retos globales previstos en la Agenda 2030 y apuntalar el Estado de Derecho, buscando una complicidad colectiva para el desarrollo de un mundo más próspero, inclusivo y sostenible, pues como aseveró la presidenta del Senado, Pilar Llop, «dirigir, organizar y gestionar con dimensión de igualdad, es un tesoro que enriquece la sociedad».

Mª Eugènia Gay Rosell es Decana del Colegio de la Abogacía de Barcelona

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