Miriam Tey - Tribuna Abierta
Merecen un respeto
Algunos estamos ya muy hartos de que a los nacionalistas catalanes, incluido el Govern, se les trate sin ningún respeto
Algunos estamos ya muy hartos de que a los nacionalistas catalanes, incluido el Govern, se les trate sin ningún respeto. Hartos de que durante años, los españoles no nacionalistas, incluidos los catalanes, hayamos estado tratándolos con absoluta condescendencia, no niego que en algunos casos haya habido algo de miedo, pero fundamentalmente la mayoría nos hemos comportado con una imperdonable soberbia. Hemos adoptado en innumerables ocasiones una actitud arrogante, de estar por encima, una comprensión rayana en una hipersensibilidad patológica, una voluntad de diálogo reiterativo que muy frecuentemente ha caído en el absurdo, unas contemplaciones que solo unos padres adoptan ante niños consentidos o frente a adolescentes perpetuamente descontentos.
Durante años muchos hemos callado por no ofender, como si una opinión distinta a la del nacionalismo tuviese la potestad de ofender más que el nacionalismo mismo, hemos aceptado constantemente que la lengua se retorciese hasta que las palabras significasen lo opuesto a lo convenido por las academias, hemos negado axiomas como que ellos (los nacionalistas) son diferentes al resto sin que eso suponga que el resto seamos diferentes a ellos, hemos aceptado que nos impongan que «sus» diferencias impliquen privilegios y prerrogativas ante la ley. Nos hemos estado comportando, como científicos que miran por encima del hombro a fanáticos religiosos a los que no se les puede dar una opinión razonada porque no están capacitados para afrontarla, o porque van a interpretarla como una blasfemia malintencionada contra su fe.
Es el momento de cambiar, de frenar este puritanismo hipócrita que nos ha traído hasta aquí, es el momento de tratar de tú a tú y con todo respeto a todos los ciudadanos, sean independentistas o no, a rebatirles con opiniones sinceras con todo respeto de igual a igual, sin hacer crecer con mentiras piadosas al monstruo del populismo. Porque cualquier opción es respetable y todos los cambios son posibles, pero debemos exigirnos realismo a la hora de analizar esas posibilidades. El respeto que, como ciudadanos, le debemos a los nacionalistas no es el de tratar de contentarles sino el de exigirles responsabilidades. Ése es el mayor respeto que les debemos, y no darles la razón como a los tontos.
Miriam Tey es vicepresidenta de Societat Civil Catalana.