Oti Rodríguez Marchante - Barcelona al Día
Mas y su catalanismo, más «desconectados» que nunca
Es evidente que Artur Mas no va a tener el apoyo del pueblo catalán, como mucho tendrá el del «pue» o el del «blo»
Hacía ya mucho tiempo que Artur Mas solo hablaba para romper el silencio, pero, por fin, ayer se decidió a decir algo, una o dos frases, que realmente lo volvieron a convertir en ese gran timonel con gorrilla de lobo de mar que siempre soñó ser. «2No conseguirán eliminar a Convergencia» ( o «no lo han conseguido y no lo conseguirán»…), y lleva toda la razón el señor Mas: nadie, salvo él mismo, ha conseguido eliminar a Convergencia, que ha pasado de partido hegemónico en Cataluña a… ¡nada!. Ahora, los restillos de Convergencia reagrupados de cualquier manera hasta que Oriol Junqueras se ponga en plan Shrek y entre a saco en el gallinero, ni siquiera tienen grupo parlamentario propio, porque, como denuncia ese Rasputín comprado en los chinos que es Francesc Homs, «han tomado una decisión por motivos políticos contra el PDC», como reprochándole a los políticos que no hayan tomado una decisión, por ejemplo, de índole deportiva…, contra este equipo que, como todo el mundo sabe, es el campeón del fair play.
Y en un rapto de osadía, Artur Mas ha dicho más…, ha pedido el apoyo del pueblo catalán, sabiendo, como sabe, que cada vez que pide el apoyo general de los catalanes se le pincha una rueda de su monocicleta, con la que quiere llegar al infinito y más allá. Es evidente que no va a tener el apoyo del pueblo catalán, como mucho tendrá el del «pue» o el del «blo», como prefieran, pues es un experto en la división facilita, entre dos. Con todo roto a su alrededor, incluido el silencio, es el turno de operar de Francesc Homs, que sugiere el tots plegats y arrimar al PDC a la sardina de Esquerra en la Cámara Baja, lo cual no lo acaba de ver claro el diputado de ERC Joan Tardá, ese hombre que siempre da en televisión el aspecto de haber comido hígado un momento antes de que llegaran las cámaras, y le ha venido a decir, con esa sutileza que lo acompaña, que sí, que la presencia del nuevo Partido Demócrata es muy necesaria, pero en otro sitio.
Cómo vamos a entrar a ese trapo de la desconexión catalana, con el ingenio que muestran y el divertimento que nos procuran.