Miquel Porta Perales - El oasis catalán

El mártir

Oriol Junqueras asume el martirio penal en pro de la fe nacionalista

Tienen razón quienes atribuyen a Oriol Junqueras –tras su declaración en el Tribunal Supremo- la vocación de mártir. Dicho sea en el sentido –con alguna precisión- de la teología bíblica. Dos frases lo certifican. Primera: “Me considero un preso político”. Segunda: “No renuncio al derecho de autodeterminación”. En definitiva, Oriol Junqueras asume el martirio penal en pro de la fe nacionalista.

Un mártir en el sentido que establece la teología bíblica, decíamos antes. Cosa que podrá comprobar quien consulte el Vocabulario de teología bíblica de Xavier Leon-Dufour (2001). Un mártir (Oriol Junqueras) que confiesa su fe nacionalista (ante el Tribunal Supremo) y muestra la fidelidad a la misma ofreciendo su vida (en esta ocasión, años de prisión). Una fe que responde al designio de la trascendencia (la Nación, en el caso del independentismo) y necesita de personas ejemplares que vivan en la perfección (como Oriol Junqueras). Una mártir y una fe que ofrecen una esperanza (la llegada de la República Catalana) y prometen una felicidad (la plenitud nacional) que revelan el esplendor del porvenir y la vida eterna (nacional). Un mártir y una fe que acceden a una verdad fundada en una experiencia religiosa (es decir, nacional) que nos acerca a la plenitud revelada (la independencia). Un mártir y una fe que es amor (el junquerismo es amor, dijo el propio Oriol Junqueras), porque la Nación es amor y nos invita a que nos amemos los unos a los otros. Un “otros” amado que incluye a los “prójimos” con independencia de lo que estos últimos sean o piensen (por eso, Oriol Junqueras ama a España y los españoles y los quiere hacer partícipes del Pueblo, la Iglesia y la escatología nacionalista).

La precisión de la cual se hablaba al inicio. Nuestro mártir se propone algo más. Quiere ser, también, héroe y mito. Símbolo y ejemplo. Para internacionalizar la causa, movilizar a los creyentes, neutralizar al de Waterloo y promocionar su imagen como redentor. El martirio como vía de acceso al poder.

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