Mantienen la condena a muerte al español condenado por asesinato en Tailandia
El acusado llegó a Tailandia como fugitivo de la justicia española por su supuesta implicación en una estafa a unos noventa jubilados
El fallecido tenía 39 años, trabajaba de ingeniero y consultor y tenía una buena posición económica
Un tribunal de apelación de Bangkok ha decidido hoy mantener la pena capital para el catalán Artur Segarra, condenado a muerte por el asesinato en 2016 del también catalán David Bernat, al encontrar «sin fundamento» el recurso presentado. Segarra ya ha anunciado que acudirá al Tribunal Supremo, máxima instancia judicial del país asiático y último recurso de apelación, en busca de la revocación de la sentencia.
Hasta ahora, el magistrado ha encontrado «infundadas» las alegaciones de Segarra y ha considerado válidas las pruebas y testimonios recabados por la Policía sobre el crimen, que ya fueron aceptadas por un tribunal de primer instancia en 2017, cuando se sentenció al español, informa Efe.
Durante la lectura de la decisión de apelación el juez ha mantenido la culpabilidad del acusado y el castigo a la pena capital , práctica que se realiza en Tailandia mediante una inyección letal. El condenado ha escuchado el dictamen encadenado y con rostro serio. Tras la decisión de Tribunal Supremo la sentencia será en firme.
El acuasado lo niega «todo»
El principal punto de la defensa es que Segarra «lo niega todo», ha indicado a Efe el representante legal del español. Segarra mantiene su alegato de inocencia, en una carta enviada a la agencia española de noticias «Efe» y apunta hacia su excompañera sentimental, la tailandesa Pritsana Saen-ubon, como la responsable del crimen, que se cometió en enero de 2016, en connivencia de la Policía, a la que acusa de «manipular» parte de las pruebas presentadas en su contra.
En abril de 2017, un tribunal de justicia de Bangkok encontró a Segarra culpable de asesinato y lo sentenció a muerte. El español también fue culpado de otros doce delitos - secuestro, tortura y robo , entre otros- motivados, según el dictamen, para robar el dinero -cientos de miles de dólares-, que la víctima tenía en una cuenta corriente en Singapur.
Fugado de la justicia española
Segarra -quien llegó a Tailandia como fugitivo de la justicia española por su supuesta implicación en una estafa a unos noventa jubilados-, esta encarcelado en la prisión de máxima seguridad de Klong Prem, en el norte de Bangkok. Según la investigación policial, Segarra secuestró a Bernat el 19 de enero de 2016 y le retuvo durante siete días en el apartamento que tenía alquilado en Bangkok, donde ocurrió el asesinato.
El fallecido tenía 39 años, trabajaba de ingeniero y consultor en telecomunicaciones en Teherán, pasaba temporadas en Bangkok y tenía una buena posición económica , como apuntaba el hecho de que presumiera de la noche tailandesa con sus amigos, entre ellos Segarra. Las autoridades encontraron su cadáver descuartizado el 30 de enero en el río bangkokiano Chao Phraya y la Policía identificó a Segarra como el principal sospechoso el 5 de febrero.
El español, tras ser reconocido en un restaurante de la provincia de Surin (este), emprendió la huida a Camboya, donde fue detenido dos días después y entregado a las autoridades tailandesas el 8 de febrero. La investigación policial encontró rastros de sangre que coinciden con el ADN de Bernat en el baño del apartamento de Segarra. En otra vivienda alquilada por Segarra y su exnovia, descubrieron una sierra eléctrica con la que creen que desmembró el cadáver.
Pruebas documentales
La Policía también expuso fotografías y capturas de vídeo donde aparecen juntos Segarra y la víctima antes de la desaparición del segundo. Otras imágenes muestran a Segarra saliendo de su apartamento a altas horas de la madrugada con un gran paquete -que las autoridades creen era el cuerpo- y regresando sin él.
Los investigadores no han podido precisar dónde se arrojaron al río los restos mortales que luego aparecieron en distintos tramos. Tailandia anunció a principios de junio de este año la ejecución de un preso de 26 años condenado a la pena capital por robo con asesinato, y levantó así la moratoria en las ejecuciones que ha durado más de nueve años.
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