Miquel Porta Perales - El oasis catalán

Maleducados

El independentismo catalán, además de desleal, es desagradable en expresión, trato y semblante

El independentismo catalán, además de desleal, es desagradable en expresión, trato y semblante. Con Pedro Sánchez, por ejemplo. Resulta que el presidente del Gobierno traslada la reunión del Consejo de Ministros a Barcelona y le dicen que se trata de una provocación de corte colonial, anuncia la inversión de un centenar de millones en infraestructuras en Cataluña y le contestan que para eso no hacía falta viajar a la ciudad, avanza que el aeropuerto del Prat –de titularidad estatal- pasará a denominarse Josep Tarradellas y se rebotan porque no se lo han consultado y el personaje no les gusta habida cuenta que –aunque republicano- aceptó la autonomía de buen grado y criticó al nacionalismo catalán gobernante en los años 80 del siglo pasado. Y, por su fuera poco, el Gobierno se limita a “rechazar y condenar” el juicio de Lluís Companys cuando –dicen los secesionistas- debería haberlo anulado. ¿Que el Consejo de Ministros no tiene competencia para ello? Da igual. Miren si esa gente es desleal y desagradable que, cuando Pedro Sánchez acepta el “comunicado conjunto de los gobiernos catalán y español” –como si Cataluña fuera un Estado: con foto bilateral incorporada-, se descuelgan con la represión, los políticos presos, la mediación internacional y el referéndum de autodeterminación. Y eso que Pedro Sánchez, en el comunicado, olvidándose de la Constitución, asume la neolengua independentista -“conflicto sobre el futuro de Cataluña” y “en el marco de la seguridad jurídica”- con todo lo que implica.

Pedro Sánchez –de momento- traga lo que sea, porque necesita al secesionismo para agotar la presente legislatura. Por ello, pacta –parece- un acuerdo/desacuerdo con el independentismo. O eso, o el artículo 155, o el adelanto de unas elecciones generales que no anuncian nada bueno para el PSOE. Una manera de ganar tiempo que, más pronto que tarde, se agotará por sí misma. Si eso es cierto, también lo es que al independentismo catalán le hace falta un curso acelerado de buena educación.

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