Macarthistas con barretina: un libro para señalar a los malos catalanes de ayer y de hoy

«Perles catalanes» repasa a «colonizadores» y «colaboracionistas» históricos y actuales, señala a Pla como «espía al servicio de Franco» y despacha al historiador Vicens Vives como «filonazi»

Josep Pla, «un espía al servicio de Franco», según los autores del libro ABC

SERGI DORIA

El franquismo dividió la sociedad entre buenos y malos españoles. La Causa General y la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo estaban repletos de fichas sobre los «no adictos» al Régimen. El eterno retorno del sectarismo nos trae ahora «Perles catalanes», inventario de «tres segles de col.laboracionistes», rubricado por los hermanos Avià (Salvador y Jordi) y Joan-Marc Passada.

Al calor del pintoresco Prusés el onanismo catalanista perpetra seriales de buenos y malos para ser deglutidos, cual potito Bledine, por los patriotas de turno. Al hojear «Perles catalanes» pensamos en una deposición de cualquier simposio de ese Institut de Nova Història que asegura que Cervantes se llamaba Servent.

Publicado por Viena, editorial tan capaz de traducir al catalán la «Recherche» de Proust como de evacuar «perlas» como la que nos ocupa, estos admiradores de Guifré el Pilós, Macià, Xirinachs o Pep Guardiola –¡menuda constelación!-, creen que Cataluña ha sido sometida a un régimen colonial «d’amos (ells) i esclaus (nosaltres)». De los «botiflers» del XVIII a los «americanos» y de estos al general Prim: «Servidor del Imperio español, represor de movimientos populares en Cataluña, milhombres, colaboracionista con el colonialismo español»: he aquí la sutil prosa para «fer bullir l’olla».

Sumidos en la fantasía de los Països Catalans incluyen en sus listas al «collabo» petainista Robert Brasillach… porque nació en Perpiñán. Despachar a Josep Pla, el mayor prosista del siglo XX en lengua catalana, como «espía al servicio de Franco y colaboracionista cultural con el franquismo» o tildar de filonazi al historiador Vicens Vives da una medida del rigor intelectual de estos macarthistas con barretina.

Después de regurgitar tanta erudición, el trío nos regala un «pequeño ABC de perlitas contemporáneas» con once nombres: Azúa, Boadella, Borrell, Bosch, De Carreras, Chacón, Durán Lleida, Espada, Regàs (Rosa), Roca i Junyent y Vidal-Quadras. Deben creen, como mossén Ballarín, que ser malo o corrupto es «pecata minuta», siempre que uno sea nacionalista. Por cierto… ¿el evasor Pujol no colaboró con el Estado?

«Perles catalanes» es un muestra de dudoso humor (negro); o, tal vez, un apéndice del manifiesto etnicista Koiné, que demoniza el castellano como «lengua de la inmigración». Si lo que ha movido a los autores ha sido el (mal) humor, lo pueden completar con otro inventario de «buenos catalanes»: comprobaríamos que en materia de ridículo -como escribió Martí i Pol-, «tot està per fer i tot és possible». Con libelos de esta laya, «don’t worry» por el Prusés: el Prusés –Helenio Herrera dixit-, «se marca solo».

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