Ludovic Morlot: «Quiero que todos los niños de Barcelona conecten con la OBC»

El nuevo director titular de la OBC dirige este fin de semana un programa con obras de Bach y Schumann

Ludovic Morlot, en una imagen promocional Lisa Marie Mazzucco

Pep Gorgori

El francés Ludovic Morlot dirige este fin de semana la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Aunque ya se ha puesto al frente de la formación en otras ocasiones, este es su primer concierto desde que se anunció que será el próximo director titular a partir del mes de septiembre. En el programa, Bach, Schumann, Mahler y la nonagenaria compositora francesa Betsy Jolas, con Pierre-Laurent Aimard al piano. Una mezcla muy propia del estilo de este batuta, que con una programación diversa e innovadora llevó a la Sinfónica de Seattle a obtener numerosos galardones internacionales, incluidos varios premios Grammy. Nacido en Lyon en 1973, lleva casi media vida de actividad intensa en los Estados Unidos y, aunque nunca ha dejado del todo el viejo continente, la dirección de la OBC le permitirá volver a tener una plataforma estable cerca de su país natal.

¿Qué ha visto en la OBC para decidirse a regresar a Europa veinte años después?

Es difícil resumirlo. El primer contacto que tuve con la OBC fue en 2020, en un contexto muy complicado. La pandemia conllevaba limitaciones de aforo, de la plantilla de la orquesta, teníamos que tocar a mucha distancia los unos de los otros, llevar mascarillas... Pero fue bien. La volví a dirigir a principios de esta temporada, ya con la plantilla completa y con público, y fue una experiencia muy positiva. Creo que los músicos también se sintieron atraídos por mi forma de trabajar.

¿Atracción mutua, pues?

Creo que sentimos confianza los unos en los otros, y esto ha surgido de una forma muy natural. Se encuentran cómodos con mi manera de dirigir, que es bastante colaborativa, cercana a la música de cámara. No podemos saber si este matrimonio será feliz o no, pero parece que hay buena disposición. Yo no creo en el amor a primera vista, para mí es importante seducir, el trabajo constante y compartir una visión artística. No se trata de imponerme, sino de invitarlos a considerar mis ideas artísticas, y espero convencerlos.

Si tuviera que resumir su proyecto para los próximos años ¿qué destacaría?

Solo dos palabras: excelencia artística. Mi objetivo siempre es que el próximo concierto sea mejor que el anterior. Lo comparo con los equipos deportivos. Sabes que no siempre vas a ganar los partidos, pero la cuestión es siempre jugar mejor. En una orquesta no es diferente. Una vez más, es como en una relación. Lo mejor de vivir con la misma pareja durante más de veinte años es que hay cosas que ya no necesitan ser dichas para que ambos sepan lo que siente el otro. Y creo que si puedes recrear esa intimidad en una orquesta, la música se eleva a un nivel completamente diferente.

Intuyo que le gusta el deporte.

¡Sí!

El Barça...

Hombre, ¿a quién no le gusta el Barça?

Bueno, a mí no me interesa demasiado...

En realidad, a mí me gusta más el tenis.

Ahí podemos encontrarnos.

He sido fan de Federer durante muchos años, pero Nadal es un luchador impresionante. Es inspirador en muchos sentidos.

¿Y Djokovic?

¡Uf, menuda historia!

¿Qué tiene que ver el tenis con una orquesta?

Lo veo cercano al nivel de disciplina que necesita un artista para subir a un escenario. Primero, las rutinas y la exigencia para prepararse. Después, el momento físico y de adrenalina cuando estás en el escenario. No puedes volver atrás, tienes que vivir con tus errores y seguir adelante para construir momentos bellos e inspiradores. Y después también necesitas cierta disciplina, desde hacer estiramientos hasta dormir las horas necesarias, comer adecuadamente… Como intérpretes son necesarias unas rutinas que a menudo el público no tiene presentes.

¿Qué le espera al público de Barcelona las próximas temporadas?

Lo primero que hice al ser nombrado fue pedir los programas de la orquesta de los últimos quince años, para detectar lagunas y encontrar cierto equilibrio entre lo conocido y la novedad, expandiendo el repertorio para ser más versátiles. Me gusta tener una dieta musical variada. Pienso cada programa como un viaje que quiero compartir con el público y con la orquesta.

También se diversificará la dieta musical del público, por tanto.

Sí. Quiero conectar con todo el mundo, incluso los más jóvenes. Sé que aquí se ha trabajado muchísimo en ese terreno, pero me gustaría que tuviese un incremento exponencial. Quiero que todos y cada uno de los niños de Barcelona conecten con la OBC.

Sorprende ese énfasis en los niños.

Sí, especialmente en ellos. Porque es tan importante... Tenemos tantas herramientas nuevas, como el streaming... Los niños se sienten cómodos con estos formatos, y tenemos que aprovecharlos con finalidades educativas. Que en vez de estar jugando a un juego tonto en el móvil, interactúen con la música, al menos de vez en cuando.

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