Josep Ramon Bosch, Ferran Brunet y Josep Rosiñol - TRIBUNA ABIERTA
Líneas verdes
España tiene por delante la configuración de una mayoría de gobierno. A la vista de la composición del arco parlamentario, esta tarea tiene una forma obligada: una coalición de centro, mejor si es grande y estable.
Líneas rojas es término que ha hecho fortuna en el lenguaje político. Dícese líneas rojas por propósitos o condiciones sine qua non de una parte en la negociación política, por ejemplo, para la formación del gobierno de España. Líneas rojas leemos en el argumentario de los partidos, especialmente de los populistas, radicales y separatistas. Líneas rojas a no sobrepasar, como si fueran ancla de posiciones y urna de esencias. En las palabras de muchos políticos menudean las líneas rojas, y son espoleta de sus peroratas.
Incluso hay algún grupo se hace llamar Líneas Rojas porque resumen «dos ideas-fuerza: la reivindicación de unas señas de identidad irrenunciables […]; y la ideología que inspira el pensamiento y propuestas […] firmemente vinculadas a la realidad, al compromiso de transformación social […].» Como ocurrencias o brotes, aparecen líneas rojas a modo de torreones, corazas y blindajes.
En este punto nos viene al recuerdo La hoja roja, dónde Miguel Delibes novela esta llamada prudente al fumador sobre el próximo fin de su librillo de papel. Jubilación o enfermedad pueden llevar a contar las hojas que le restan a una persona en el librillo de la vida. De hecho, las líneas rojas son otra cosa, son lo contrario de la humilde modestia de las hojas rojas. Las líneas rojas son la soberbia de la política.
Líneas verdes, es decir, lo que sí debe hacerse, es cuanto interesa al conjunto de los ciudadanos. Las líneas verdes representan el sí frente a las líneas rojas que representan el no.
España tiene por delante la configuración de una mayoría de gobierno. A la vista de la composición del arco parlamentario, esta tarea tiene una forma obligada: una coalición de centro, mejor si es grande y estable. Y tiene un objetivo ineludible: la calidad de las instituciones. En esto, la necesidad se aúna con la posibilidad. Realmente, un gobierno centrado y de coalición será el único capaz de superar la inestabilidad de la democracia española.
Línea verde primordial es, pues, el consenso y el acuerdo para la integridad de España, para la resolución del desafío del separatismo en Cataluña, que es el riesgo más acuciante de nuestra democracia. En los términos del análisis politológico internacional, diríamos que, si Cataluña sigue siendo una región gamberra, España será un Estado fallido. Líneas verdes de la política española son, pues, la vigencia de la democracia y del Estado de derecho en todo el territorio nacional, la garantía de los derechos y la igualdad de todos los españoles cualquiera sea la región o ciudad donde residen. Más líneas verdes, necesidades de España que un gobierno de coalición tendría la posibilidad de colmar, son la reforma institucional, para que la administración sea eficiente y la justicia efectiva, y la reforma económica introduciendo competencia y competitividad.
Tras el referéndum del Brexit, sabemos que, incluso en la cuna de la democracia y del liberalismo, en el Reino Unido, el populismo y el nacionalismo pueden aparecer y vencer, aunque sea por la mínima del 52 %. Hasta ahora España no ha tenido la peor de las suertes. Efectivamente, a pesar la inestabilidad política que vive y de la gravedad del desafío separatista en en Cataluña y el País Vasco, más en general, a pesar de la naturaleza centrífuga del sistema de Comunidades Autónomas, no se ha producido un acontecimiento irreversible como el del Brexit. Parece además que la economía española levanta.
Pero la fortuna no es eterna, de modo que es preferible no tentarla. La hoja roja de España ha pasado, probablemente el 20D. Hasta el 26J hemos gozado de un período de gracia. Pero no es menos cierto que conviene pasar página -o como ahora se dice, pasar varias pantallas- e ir hacia aquello que es posible y necesario: un gobierno capaz de superar los riesgos institucionales que atenazan España. La nueva legislatura tiene retos clave para la democracia española. Probablemente, tras la hoja roja es el tiempo de las líneas verdes.
Línea verde es la concordia, el entendimiento para que España vuelva a lucir como el gran país que es y para que así sirva a la libertad, los derechos y el progreso de los españoles. Conviene a todos, pues, abandonar las líneas rojas y avanzar en las líneas verdes del nuevo gobierno de España.
Josep Ramon Bosch, Ferran Brunet y Josep Rosiñol son fundadores de Societat Civil Catalana