Restricciones en Cataluña
Libreros y editores catalanes protestan por el cierre de librerías comiéndose un centenar de ejemplares
El sector quiere reivindicar la «voracidad por la lectura» y mostrar lo «absurdo» de las restricciones con una performance simbólica para la que han elaborado cien libros comestibles
Las librerías de más de 400 metros cuadrados no pueden abrir desde el 9 de enero, mientras que el resto deben cerrar los fines de semana
Con un libro comestible, dulce y sin gluten, y una performance que sirva para subrayar lo absurdo de la situación. Así es como ha decidido reaccionar el sector del libro de Cataluña al cierre de las librerías durante los fines de semana, medida decretada por la Generalitat hace unas semanas dentro de las restricciones por la pandemia y que los libreros califican de «menosprecio y desbarajuste».
De este modo, y para mostrar su disconformidad con la medida, el escritor Màrius Serra y la editorial Comanegra capitanea una iniciativa que ha supuesto la creación de «Bibliofàgia. Conte essencial», un cuento comestible que viene a representar la voracidad por la lectura y del que se repartirán un centenar de ejemplares el próximo sábado, 6 de febrero. Los libros, elaborados con papel y tinta comestible, también buscan aventurar lo que tendrán que hacer editores y libreros con los libros que están dejando de vender.
En la protesta participarán el presidente de la Cámara del Libro, Patrici Tixis, así como el resto de presidentes de gremios y asociaciones pertenecientes a la Cámara: Carmen Ferrer (Gremio de Libreros), Martí Romero (Gremio de Distribuidores); Joan Nogué (Gremio de Industrias Gráficas); Joan Sala (Editors.cat) y Daniel Fernández (Cedro).
Al sector le resulta especialmente incomprensible que el cierre de las librerías llegase poco después de que la Generalitat declarase la cultura bien esencial para preservarla de nuevas restricciones. «Fue un trago de esperanza para todo un sector que, tristemente, ha quedado en papel mojado», lamenta el sector en un comunicado. Además, añaden, «la situación se agrava de manera alarmante porque a las librerías de más de 400 metros cuadrados se les obliga a cerrar cada día, desde el 9 de enero, sin ninguna opción».
De ahí que, ante unas medidas que consideran absurdas, hayan optado por una acción «deliberadamente absurda». «Si para que se les considere esenciales debemos hacer que los libros se puedan comer, hagámoslo», ironizan. Este será, subrayan, el cuarto fin de semana consecutivo que todas las librerías de Cataluña están obligadas a bajar la persiana.
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