Miquel Porta Perales - El oasis catalán

A juicio

«Ya se sabe que el mundo les mira y no hay que desfallecer precisamente ahora. Venga, un esfuerzo más»

Miquel Porta Perales

el juicio contra el desafío del independentismo demuestra la incapacidad de este último para la prospectiva. No acertó nada. Ni Cataluña es independiente, ni la independencia ha sido reconocida por nadie, ni el «proceso» ha conseguido el apoyo --social, político, económico, legal e internacional- suficiente, ni el juicio se ha suspendido o aplazado, ni la Fiscalía y la abogacía del Estado han pedido la libre absolución de los encausados, ni los políticos presos y los prófugos han recuperado la libertad o vuelto a casa, ni el Estado ha pactado un referéndum de autodeterminación con el secesionismo.

No han acertado ni una. También es posible que ni ellos mismos creyeran sus propias profecías y, si las hacían, era -marca de la casa- para inquietar al Estado y estimular al personal. Una indudable muestra de irresponsabilidad de quienes -fanáticos, iluminados o tunantes- nos llevaron al borde del abismo.

Lo único cierto de esta historieta es que el juicio puede insuflar algo de oxígeno a un independentismo dividido y una militancia cansada en proceso de desmovilización. Puede ser que el PDECat y ERC escenifiquen una unidad ficticia, para que nadie les culpe de olvidar a los mártires de la causa o, peor, de aprovecharse de su desgraciada situación. Puede ser que la fiel infantería secesionista vuelva a salir a la calle, por convicción o rutina. Y lo que puede unir a unos y otros -partidos independentistas y masa ídem- es la «denuncia» y «combate» contra la «represión del Estado».

Ya se sabe que el mundo les mira y no hay que desfallecer precisamente ahora. Venga, un esfuerzo más. Aunque -como saben el PDECat y ERC, pero no se atreven a decirlo- , el proceso ya haya colapsado. En todo ello, hay otra cosa cierta: el holograma de Waterloo -por muchos numeritos que monte- perderá protagonismo en beneficio de quienes permanecieron en España. A la corta, Carles Puigdemont sufrirá la damnatio memoriae o condena de la memoria romana. Traducción: adiós Carles Puigdemont. Se lo ganó a pulso.

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