Juan Milián Querol - Tribuna abierta

Dictadura y vergüenza

«El pueblo cubano necesita urgentemente el apoyo de las democracias. Sin embargo, el zapateril Pedro Sánchez vuelve a situarse en el lado incorrecto de la historia»

Varias personas participan en la concentración "Por una Cuba libre" frente embajada de Cuba en Madrid EFE

Juan Milián Querol

Cuba es una dictadura. Y el actual gobierno español, una vergüenza. En San Antonio de los Baños y Palma Soriano prendió una esperanza que pronto se propagó al resto de la isla caribeña. En 60 años nunca se había producido un levantamiento a favor de la libertad como el de estos días. El régimen comunista temblaba, por fin. Y el déspota Miguel Díaz-Canel respondía, como totalitario desesperado, llamando al conflicto civil: «La orden de combate está dada. ¡A la calle revolucionarios!». Si el régimen comunista es capaz de secuestrar a una corresponsal de un medio europeo, imaginen qué estarán perpetrando sus secuaces contra una población humilde, indefensa, sin electricidad, ni apenas voz. Tras cuatro días incomunicada, Camila Acosta ha salido de la cárcel, pero la censura y el apagón quizá escondan decenas de muertos y desaparecidos.

El pueblo cubano necesita urgentemente el apoyo de las democracias. Sin embargo, el zapateril Pedro Sánchez vuelve a situarse en el lado incorrecto de la historia. Ante la infamia, el PSOE calla y sus socios otorgan parabienes a un régimen castrista que vulnera impune los derechos humanos. España debería liderar la posición europea contra la dictadura, pero nuestro gobierno anda ocupado enfrentándose a las dictaduras del siglo pasado. Nuestra izquierda reaccionaria se muestra, una vez más, indecentemente a favor del poderoso. Lo sufrimos también en Cataluña. Aquí desampara a los catalanes cívicos y cede ante quienes pisotearon la democracia y malversaron los recursos públicos.

Cada tarde Sayde, Yusil y muchos otros se manifiestan en el barcelonés Paseo de Gracia ante el consulado de su otro país. No saben nada de su familia. No duermen. No dejan de luchar. Luchan por las vidas de los suyos, pero también por las libertades de todos. A veces sufren los insultos de viandantes cuperos, amantes lejanos del comunismo, privilegiados por el capitalismo. Es la hipocresía de siempre. La que, lamentablemente, hoy gobierna Barcelona, Cataluña y España.

Juan Milián Querol es Vicesecretario de Estudios y Programas del PPC

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