Juan Milián Querol - Tribuna Abierta
El cóctel molotov
Cataluña es hoy una administración enorme y una sociedad pequeña. A más competencias, menos empresas
El proceso separatista ha sido el caballo de Troya de la izquierda más irresponsable. Cataluña no se ha separado del resto de España, pero se ha abrazado a las ideologías más perniciosas del pasado. Todo se soluciona con más estructuras de Estado, proclamó el otrora 'bussiness friendly' Artur Mas. Y, poco a poco, la elite catalana acabó creyendo, contra toda evidencia, que el gasto público es un bien en sí mismo. Se 'cuperizó'. Pusieron corbata al despropósito. El resultado, la actual decadencia.
Cataluña es hoy una administración enorme y una sociedad pequeña. A más competencias, menos empresas. A más funcionarios, menos trabajadores. Entre comunismo o libertad, la burguesía decidió fichar a Pablo Iglesias. No por nada somos líderes autonómicos en altos cargos, en organismos públicos, deuda e impuestos propios.
El último de ellos es el gravamen sobre, supuestamente, la emisión de dióxido de carbono de los automóviles. La realidad, sin embargo, es que el Govern de Aragonès no castiga a quienes más contaminan, sino a quienes menos recursos tienen. Es un impuesto contra un sector ya muy castigado. Pagamos el IVA y la matriculación al comprar un automóvil, y el impuesto de circulación a los ayuntamientos. En una Cataluña donde las empresas se van y las inversiones no llegan, la mala política agrava los problemas de competitividad. Y, además, este impuesto es injusto: la mayoría no puede permitirse un coche eléctrico, ni se traslada en coche oficial.
La vida se encarece día a día. La inflación alcanza cotas no sufridas desde 1992. La factura eléctrica y los problemas en las cadenas globales de suministros recortan a marchas forzadas la capacidad adquisitiva. Y la Generalitat decide meter mano en el bolsillo de las familias. Decide debilitar a los más vulnerables. Decide lanzar un cóctel molotov contra las esperanzas de recuperación. Sin duda, la frustración económica volverá a ser un vector político fundamental.