Juan Milián - Tribuna abierta
'Lola de Waterloo'
«Los partidos independentistas no se quieren enterar y se limitan a discutir sobre cómo contentar a la ‘Lola de Waterloo'»
«Si una peseta diera cada español, pero no a mí, adonde tienen que darla, quizá saldría de la deuda. Y después, yo no sé, me iría al estadio, con todos los que han dado esa peseta, o esas cien pesetas, para tomarme una copa con ellos y llorar de alegría». Era el año 1987 y Lola Flores inventaba el ‘crowdfunding’ para saldar sus cuentas con la hacienda pública. Décadas después, Carles Puigdemont copiaba a la ‘Faraona’ y pedía a sus también fieles seguidores un dinerito. Si doce euros diera cada catalán… A cambio, el fugado no ofrece unos tragos en el Camp Nou, sino un carnet que, a modo de timo de la estampita, no sirve para absolutamente nada. Es el carnet del Consell per la República. Es decir, es la manera de financiar el palacete de Waterloo y los gastos de su corte, formada, entre otros, por el bufón Valtonyc.
Y por los caprichos de estos tramposos anda el Parlament totalmente paralizado. Mientras tanto, las olas pandémicas se suceden y las empresas siguen cerrando o huyendo a otras comunidades, mayoritariamente a Madrid. Los principales chefs catalanes anuncian que votarían a Isabel Díaz Ayuso. Ya era hora: se empieza a perder el miedo y el respeto al nacionalismo. Y es que, de seguir así, no nos va a quedar ni la gastronomía. Ya se cargaron la industria.
Sin embargo, los partidos independentistas no se quieren enterar y se limitan a discutir sobre cómo contentar a la ‘Lola de Waterloo’. La estafa del carnet no da para muchas fiestas, aunque simboliza la involución de una comunidad otrora vanguardista. Cataluña ha pasado de la revolución de las sonrisas a la parálisis del fanatismo. Ni el Parlament debería volver a someterse a la ANC, ni el Palau de la Generalitat debería confundirse con la mansión de Puigdemont. Pero nada cambiará, la decadencia seguirá, si no hay más voces que, como los restauradores, griten «basta ya».